sábado, febrero 20, 2016

SOUNDTRACK 180: AMY. LA CHICA DETRÁS DEL NOMBRE

Detrás del nombre, la imagen y el producto creado, estropeado y deshecho había una chica, sí, una chica demasiado ingenua, demasiado equivocada, no muy inteligente, manejable e inestable, dotada de una voz singular, como rescatada de archivos perdidos de los viejos sellos de soul y jazz, y una mejor capacidad interpretativa exhibida en sus primeros años de carrera, como si expulsara fantasmas con fingido cansancio o impostada dejadez, al estilo de Dinah Washington, Ella Fitzgerald y otras damas sagradas. Muy lejos de ellas estaba Amy Winehouse. Apareció, la moldearon y deslucieron (los medios, la industria musical, la sociedad de consumo, morbo y zafio espectáculo) y se extravió. Entre todos la mataron y ella misma se mató.

Amy (La chica detrás del nombre) documenta el descubrimiento, éxito, impacto mediático, perdición y muerte de Amy Winehouse, una de las últimas víctimas despiadadas de los torbellinos condenatorios de la música popular. Lo hace a través de archivos y sobre todo grabaciones amateurs, la mayoría inéditas, fotos (algunas congeladas largo tiempo con escalofriante elocuencia) y confesiones de sus personas más allegadas (familia, amigos, su expareja, un manager, un guardaespaldas). Los testimonios y las propias imágenes hablan por sí solas de la degradación a la que Amy llegó, de sus malas compañías y peores hábitos. No necesitan críticas, aunque se echa en falta que este repaso documental a la tragedia de Amy no salpicase apenas a la industria del espectáculo, como si la despiadada maquinaria para hacer fortuna con una estrella fuera un actor de reparto que pasaba por el lugar.

Amy es un buen documental. Probablemente gane el Oscar este año, en el que compite entre otros con otro recorrido por la vida y carrera de una ilustre señora de la música, Nina Simone, mujer y artista inmensa, temible, genuina y loca, que se comía de un bocado a Amy Winehouse.

No hay comentarios: