lunes, septiembre 28, 2015

SOUNDTRACK 172: IRRATIONAL MAN

Su cine es nuestro espejo: descubre cómo somos, me confiesa cómo soy. Revela el rostro más hermoso de nuestras dignidades y descubre el lado más miserable de nuestras flaquezas. Con humor grueso o fino, con maldad justificable o sin escrúpulos. La vida, entre rutinas e imprevistos, nos reserva placeres recurrentes, como las películas de Woody Allen. Una vez mejor, una vez peor. Doy gracias (no sé a quién si no a él mismo) por que todos los años veamos una más.

Irrational man, con Joaquin Phoenix y Emma Stone, es la de 2015. Se detiene en el hartazgo existencial, la fascinación por lo exótico cuando irrumpe en las vidas programadas, las mentiras caprichosas de la filosofía y los límites perversos de la moralidad. En esa papilla argumental cabe el engaño y el asesinato. Por eso el film es una intriga cínica y un relato duro y crudo sobre el egoísmo despiadado del hombre.

Viendo la excelente Irrational man estoy viendo otras películas de Allen (Delitos y faltas y Match point especialmente). Sus personajes, ellos y ellas, presentan patrones ya trazados en su cine. Pero siempre, siempre, aprendo algo nuevo. O digamos que sigo disfrutando con la brillantez ejemplar con que Allen destripa los indescifrables comportamientos del ser humano.

jueves, septiembre 24, 2015

LIVE IN 180: RYAN & TAYLOR


Los géneros no se repelen. La música es universal. Late y se transforma. Y nadie puede asegurar que los opuestos no se atraen. Si pasa con las personas… Ryan Adams ha grabado un disco, su último trabajo, con el repertorio del álbum 1989, de Taylor Swift, del año pasado. Entero, en el mismo orden. Como cabría esperar, el resultado es diferente, puede decirse que totalmente diferente: lo que la estrella del pop ruidoso y artificial, con caucho y purpurina, canta en el disco original, el incontinente cantautor de rock lo convierte, cambiando las duraciones y desviándose de los sonidos de plástico sin variar las letras, en un ejercicio de estilizado americana del que sale triunfador.

Escuché primero un disco y después el otro. Adams lleva a Swift a su propio terreno y del invento sale reforzado. ¿Prodigioso? No digamos tanto. Sigo confiando en el Ryan Adams al que me pegué de nuevo desde Ashes and fire y que el año pasado firmó el formidable álbum de título homónimo, con el que este 1989 tiene algunos parecidos.

¿Por qué Taylor Swift? Leo un poco más para enterarme de qué va la cosa. Se ve que el hombre se encontraba en ninguna parte, abandonado por su pareja y sin compañía el pasado Fin de Año. Te agarras a lo cae en momentos como esos, y parece que Ryan escuchaba a todas horas el disco de Taylor y en él encontraba una magia íntima que quería adoptar e interpretar. Lavó todas las canciones, las convirtió en suyas con su grupo de músicos y remató un álbum muy estimable. Lo que hace el abatimiento…

VOLUME ONE 377: DIDN’T HE RAMBLE (GLEN HANSARD)


El bueno de Glen Hansard (compartiría pintas de Guinness con él en un pub irlandés de los de toda la vida) ha fabricado con Didn’t he ramble (Anti-, 2015) una digna continuación de su primer solo, Rhythm and repose (2012). Mejor o peor, no sabría ahora decirlo. El resultado es igual de deleitable, aunque me quedo con ganas de algo más. Persiste la factura refinada y limpia, la emoción interpretativa, si cabe más contenida esta vez, y el aire tristón de su rock recogido que clama por liberarse y que acompaña al autor desde el dúo originado a partir del film Once. Descoloca, debe decirse, una instrumentación tradicional muy irlandesa en un tema y la inclusión de un coro de varias voces en las que parecen colarse las de niños en otro. Hay otras canciones excelentes y una sublime, Lowly deserter, para llevar a todas partes y no dejar de escuchar.

Nota: 8/10

martes, septiembre 22, 2015

VOLUME ONE 376: KEEP THE VILLAGE ALIVE (STEREOPHONICS)


Ejemplo de grupo que una vez te atizó de gusto (estupendos sus álbumes entre 1999 y 2005), al que fuiste arrinconando y del que te desenganchaste por cansancio. Sus dos últimos trabajos eran muy flojos (los escuchas por cumplir un extraño rito de respeto). Ahora te topas con una nueva entrega en la que no depositas demasiada confianza. O los entierras o recuperas un poco de fe, sin exagerar. Ocurre esto con Keep the village alive (Stylus Records, 2015), noveno disco de Stereophonics. Hay lucidez recobrada, una renovada energía juvenil, riffs que siguen excitando y alguna buena pieza de estadio que hoy en día ya no sabe componer U2. Kelly Jones parece haberse aclarado la garganta y sus cuerdas vocales aún hacen portentoso algún tema (C’est la vie, Sing little sister). Bien. Eso, sin exagerar.

Nota: 7/10

jueves, septiembre 17, 2015

VOLUME ONE 375: HOLLOW MEADOWS (RICHARD HAWLEY)


Hay algo añejo, de un tiempo empañado de nostalgia que describen películas en blanco y negro, en la música de este hombre. Al menos en discos como Truelove’s gutter, aquel vaporoso Coles corner y este deslizante Hollow Meadows (Parlophone, 2015). Se había endurecido en el álbum anterior, Standing at the sky’s edge y ahora recupera viejos climas. Se les da una abierta bienvenida. Ahí está Richard Hawley y su tupé revoltoso, el rostro de un rocker que canta en una caverna, como si poco le importara o desde el fondo de un vaso. Pero lo hace elegantemente, levantado por canciones de hermosos arreglos y finura orquestal: I still want you, Long time down, Welcome the sun… son unas pocas de un disco de embriagadora seducción.

Nota: 7,5/10

martes, septiembre 15, 2015

BONUS TRACK 151: THE BRIDGE (SONNY ROLLINS)


Jazz, hummm. De nuevo un poco de jazz. Lo que rodea o envuelve un disco, una música, es muchas veces más apasionante que el producto. No es este el caso, ambas partes atraen por igual, aunque ese envoltorio sí contiene elementos hechizantes. Sonny Rollins (no es de mis jazzmen preferentes, debo decir) puso fin a uno de sus periodos sabáticos con este álbum de 1962, The bridge. Llevaba tres años sin grabar, ya había dejado atrás estancias en la cárcel y abuso de sustancias. El puente del título es el puente de Williamsburg, que une el East Village de Manhattan con Brooklyn. Allí se le veía a Sonny, tocando su saxo tenor en el puente, de noche o de día, practicando, en su esfera de aislamiento y creación. Para el disco reunió un cuarteto con Jim Hall con la guitarra, el bajista Bob Cranshaw y Ben Riley en la batería. El grupo suena delicado y melódico, disuelto en bruma, hilo musical de una noche de verano en los brazos de un puente.

lunes, septiembre 14, 2015

SOUNDTRACK 171: LA VISITA Y SHYAMALAN


Hace tiempo que evito las conversaciones largas sobre cine, los análisis, los debates. Se los dejo a quienes siguen disfrutando con ellos y se vuelcan de forma intensa y personal en defensas y ataques a artistas y a sus obras. Sé por qué me gustan las películas y por qué me disgustan. A veces es imposible explicarlo. Así que esquivaré profundizar en la filmografía de M. Night Shyamalan, cineasta de más virtudes que defectos y al que quienes castigan se emplean con saña y, por qué no decirlo, con envidia. De este director me gusta mucho El sexto sentido, El bosque y El incidente, y no me gustan El protegido ni La joven de la perla. Vuelvo a Shyamalan a propósito de La visita, su última película, la que sucede a las dos que no tuve ganas de ver y no he visto, Airbender y After Earth, quizá las que peor acogida crítica tuvieron.
Y tomo La visita para defender una manera inteligente de narrar y disfrutar del cine. Shyamalan, sutil artificiero y hábil tramposo, disfruta jugando con el terror, el terror más básico y cercano, el que a todos nos crea escalofríos, el que sentimos próximo desde la pantalla: las visiones de un niño, los límites del bosque, las señales extrañas, los comportamientos anómalos y, en La visita, lo que esconden seres que parecen inofensivos. El film asusta porque todos fuimos niños que alguna vez temimos a nuestros mayores, a los ruidos en la oscuridad y a las sinrazones (o razones) de la locura. Shyamalan lo cuenta con los ojos y las cámaras de dos niños, ellos que se asustan, nosotros también; con una tristeza terrorífica.

viernes, septiembre 11, 2015



En esto consiste la vida que se nos da, pues. En escribir páginas y pasar a la siguiente, y a la siguiente, y a la siguiente. En escuchar rock and roll y volver a pinchar otro disco, y otro, y otro. En mirar hacia delante sin perder de vista el camino que hemos tomado. Y cuando menos te lo esperas ya estás aquí, en este momento, más cansado, con otro color en el cabello y en la barba, acostumbrado a otras rutinas sin dejar de ser dueño de tu propio universo. 

Hoy cuando me pregunten si quiero estar todavía más a su lado, contestaré que sí. Porque es lo mejor que conozco y lo que más quiero.

jueves, septiembre 10, 2015

VOLUME ONE 374: SOMETHING TO SOMEONE (RUN BOY RUN)


En el salto a ciegas que doy en busca de nuevas sensaciones a veces me tropiezo con inesperadas rarezas y delicias sabrosas. En esta categoría podría incluir este álbum de un quinteto del que hasta ahora no había oído hablar. La escena en la que caben el folk, el country, el bluegrass y el amplio espectro de la música americana de raíces es lejana y difícil de abarcar y entre las pocas gotas que salpican no siempre moja la más refrescante. Run Boy Run son cinco chicos de Arizona, entre ellos dos hermanas y un hermano y hermana, que acaban de grabar este bonito Something to someone (Sky Island Records, 2015), su segundo disco. Cuatro tocan el violín o el cello y el resto del instrumental lo forman solo un contrabajo, alguna guitarra y la mandolina. Las voces las ponen las chicas, Jen, Bekah y Grace, alguna angelical, inofensiva. Pero lo que podría resultar monótono y tradicional se transforma en algo ameno y emotivo, un caramelo desecho en los encantos de la boca.

Nota: 7/10

domingo, septiembre 06, 2015

GREATEST HITS 175: GREEN GREEN ROCKY ROAD


Al escuchar esta canción que salió de la pluma de Dave van Ronk y del guión de los hermanos Coen me invade una nostalgia inédita, la de los tiempos que nos llaman desde el pasado solo en la imaginación. Su traslado a la voz de Oscar Isaac y del personaje Llewyn Davis/Dave van Ronk contiene una delicada belleza. Aquí está en una sencilla, limpia, hermosa interpretación del actor el pasado año.

Para los que vivieron el Village, para los que fuimos allí, para los que estarán pronto, para los que lo seguimos imaginando. Para los que debemos tener paciencia.

miércoles, septiembre 02, 2015

BONUS TRACK 150: MAIN OFFENDER (KEITH RICHARDS)


Septiembre trae a Keith Richards. Publica su tercer álbum, Crosseyed heart, el primero en 23 años, desde este Main offender de 1992, cuando los Stones salían de Flashpoint y aún no se habían metido en el Voodoo lounge. Volvamos atrás.

Richards es imagen y leyenda, pose, granujada, excesos, pasión en la sangre y palabrería para la historia. Debe de ser buen compositor, no lo neguemos. Y un más que respetable guitarrista, deja una huella que incrusta carraspeantes riffs perennes, de los que siempre se agradecen. Pero lo peor de los álbumes de Rolling Stones son los temas que canta Richards con esa voz tambaleante y escasa.

Main offender anticipa algunos guitarrazos del Voodoo lounge de dos años después, y Richards canta tan mal como de costumbre, aunque no tan estropeado como ahora. Está bien este disco, suena algo apelmazado y le falta eco, como unos Stones descafeinados. Falta Jagger (como falta Richards en los de Mick a solas). Yo soy de Jagger.