Esto es novedad
y pequeño tesoro. También tierno homenaje al gran JJ Cale, que se nos marchó
hace un año. Bravo Clapton, por recordar a tu viejo amigo. Eric Clapton &
Friends ponen la firma a The Breeze: An appreciation of JJ Cale. Se unen a
Clapton en el mejor trabajo que ha hecho en muchos años Tom Petty, John Mayer,
Mark Knopfler, Willie Nelson, Don White, Derek Trucks y Christine Lakeland interpretando
temas de Cale con la misma sutileza afilada del de Oklahoma. Suenan de
maravilla las canciones, como suena siempre la música de JJ mientras sobrevuela
las carreteras, como brisa de áridos paisajes junto a los trenes de mercancías y vagabundos. Desde
más allá de las nubes, aquí en la tierra te quedan buenos amigos.
lunes, julio 28, 2014
viernes, julio 25, 2014
UN ROCKERO COMO NOSOTROS
Dos naranjas en zumo
y una tostada con mermelada de fresa para desayunar. Se levantó temprano, debía
ir al banco primero a revisar sus cuentas y a ordenar una transferencia y tenía
cita a las diez en el médico para mirarse una verruga en el cogote que nota cada
vez más grande y le molesta al peinarse. Pasó a recoger a su pareja y fueron a
comprar productos de jardinería a una tienda del centro comercial, a las
afueras. Se probaron ropa para el verano y escogieron unas pocas prendas. Leyeron
los periódicos. Le distrajeron varias llamadas telefónicas. Respondió a un
breve cuestionario que le envió una revista nacional. De vuelta a la ciudad
fueron a buscar a su hija al colegio. Los tres pasearon por el parque con el
perro. Por la tarde fue al estudio a revisar las tomas grabadas de la semana
anterior. No le convence el material y debe hablar con el productor. Le fue a
visitar su agente para hablarle de las fechas de una gira que iniciará a
finales del próximo mes, cuando el disco esté ya en el mercado. Un tour por el
país en carretera, ciudades pequeñas, locales pequeños. La banda, con la que ha
grabado casi al completo, pero habrá que contratar a otro bajista porque el de
esta grabación tiene comprometido su bajo con otros músicos hasta final de año.
Se pasa por el negocio de camisetas serigrafiadas del que es dueño, revisará
albaranes, hará pedidos. Regresa a casa con tiempo para darle las buenas noches
a la niña. Cena con su pareja, ven la tele juntos un rato, se sientan a seguir
completando un puzzle, les relaja. Una docena de páginas de una novela
histórica antes de apagar la luz. Otro día.
Imaginemos un
día en la vida de un rockero, uno de esos que tanto admiramos, de los que seguimos
su carrera y nos conocemos sus grabaciones, giras, aventuras y travesuras, y
vamos a sus conciertos cuando nos quedan a mano. No se llama Elvis ni Mick ni
Keith ni Bruce, sino John, Tom, Sam, Chris, Bill o Nick. Un rockero como tantos
otros, como tantos de nosotros.
sábado, julio 19, 2014
SOUNDTRACK 153: EL AMOR EN LAS PELÍCULAS
Se está cociendo
un libro interesante: El amor en 100 películas… o algo parecido será su título.
Conozco a su autor, Alberto Abuín, la pluma más sabia y acertada de la web blogdecine,
lo que no significa que esté de acuerdo con todas las impresiones, críticas y
comentarios que allí vierte. En estos días he pensado a ratos en su idea, su
tema, lo que podremos leer dentro de unos meses, y de lo que espero dar cuenta
aquí.
Y me he
preguntado: ¿amor de pareja?, ¿amor a los hijos?, ¿a la familia?, ¿a un desconocido?,
¿a la tierra?, ¿a la vida?... ¿amor obsesivo?, ¿amor destructivo?, ¿platónico?,
¿imposible?, ¿soñado?... El cine se detiene en ‘esos amores’ y alguno más. En
los argumentos de películas de misterio, terror, ciencia ficción, western o
comedia se deslizan grandes historias de amor como elementos secundarios de
mayor o menor importancia. Amores ardientes y pasionales se cuentan en
películas muy flojas y olvidables; amores sencillos, inocentes, cursis o hasta ridículos
hacen memorables films menores o poco conocidos.
A la espera de
conocer qué amor escoge, repasa, explica y comparte Alberto Abuín en su libro,
también me he permitido bucear en el amor que descansa en casi medio centenar de
películas (me ha sorprendido quedarme tan lejos de las 100) tan buenas o malas
como cualesquiera otras. El Amor, un concepto, un sentimiento y una emoción tan
personal e indiscutible manifestado de infinitas maneras que no admite críticas
a nuestras selecciones.
Por orden alfabético,
simplemente:
500 días juntos / Amanecer / Antes de
amanecer / Antes de
anochecer / Antes de
atardecer / Breve encuentro / Brokeback
Mountain / Calle Mayor / Carta de una
desconocida / Casablanca / Cinema Paradiso / Dejad paso al
mañana / Dos en la
carretera / El amor / El apartamento / El fantasma y la
Sra. Muir / El fin del
romance / El próximo año a
la misma hora / Enamorarse / Esplendor en la
hierba / Harold y Maude / La edad de la
inocencia / La mujer de al
lado / La mujer del
cuadro / La piel suave / Lolita / Los puentes de
Madison / Luces de la
ciudad / Manhattan / París, Texas / Revolutionary
Road / Rompiendo las
olas / Secretos de un
matrimonio / Tierras de
penumbra / Tú y yo / Un día de campo / Vacaciones en
Roma / Verano del 42 / Vértigo
VOLUME ONE 335: NO FOOLS, NO FUN (PUSS N BOOTS)
No tenía expectativas claras hacia este disco. Me animó una versión de Neil Young, del tema Down by the river, a la postre lo mejor del álbum. Norah Jones y otras dos chicas bajo el nombre de Puss N Boots. Un trío country rock o country folk o como se quiera de andar por casa. Si tomamos las traducciones que admite su título, No fools, no fun (Blue Note, 2014), diría que no hay locuras ni diversión. A veces dos son más que suficientes para armar un buen ruido (The Black Keys); otras veces tres no bastan, como el caso de estas chicas. Porque al disco le faltan ropajes de producción, un vestido que haga lucir las canciones, la mitad olvidables. Voces discretas, música discreta.
Nota: 5/10
jueves, julio 17, 2014
ALL THAT JAZZ
Hay un local en mi ciudad, al que hace bastante tiempo que no voy, en el que la música jazz, constante y hogareña, traslada a quien entra tras dejar atrás los escalones que llevan al sótano a una burbuja de ensueño atemporal. Suele ser jazz clásico americano lo que suena, jazz negro torrefacto, reacio a la modernidad. Salta de costa a costa, de baterista a trompetista, de tenor a soprano, piano y contrabajo. A veces hay jazz en directo en un pequeño escenario con el suelo de madera gastada. Los músicos que son altos tienen que agachar la cabeza para no tropezar con el techo. Te pides una copa, una cerveza o un refresco y te ves en las catacumbas de una madrugada eterna; solo falta el humo de los cigarros… entonces es ahí cuando te das cuenta de que sueñas demasiado.
Ahora que escapo,
como tantas veces cada año en las que no sé a lo que hincar el diente, a las
notas vaporosas de aquel jazz eterno, me siento como si estuviera en ese local
de mi ciudad dejando flotar mi cabeza delante de Lee Morgan, Freddie Hubbard,
Thad Jones, Hank Mobley, Art Pepper, Gene Ammons, Big John Patton o Art Blakey
y sus mensajeros imperecederos del jazz.
sábado, julio 12, 2014
VOLUME ONE 334: TERMS OF MY SURRENDER (JOHN HIATT)
Cuarenta años de carrera y 23 discos ni agotan ni desgastan a John Hiatt. Pletórico de salud musical, el de Indianapolis encadena un álbum tras otro en los últimos cinco años, y cuesta quedarse con uno entre los mejores. Ahora que ha pasado más de una vez por mis oídos, diría que elijo su última obra, Terms of my surrender (New West, 2014), al que le auguro que dentro de un tiempo se levantará entre los mejores discos de toda su carrera. Hiatt es un grande, una garantía, un musicazo de los que nunca decepcionan. Terms… se desliza como arena entre los dedos mientras el humo se eleva de las tazas de café cuando el sol se pone. Tranquilo, blusero, a veces cavernoso, siempre insinuante. La voz agravada de John se corona en temazos como Nobody knew his name, Nothin’ I love o Here to stay. Disco maravilloso de John Hiatt.
Nota:
8,5/10
VOLUME ONE 333: THE CEASELESS SIGHT (RICH ROBINSON)
Aunque no han abandonado las giras, llevan media década The Black Crowes sin grabar material nuevo. Sus creadores, se celebra, no dejan de trabajar. Chris Robinson, además de dos decentes obras en solitarios algo más lejanas, se ha juntado en los últimos tres años con su nueva hermandad, acercándose en tres álbumes a terrenos entre pantanosos y psicodélicos con resultados placenteros. Rich Robinson acaba de publicar su tercer álbum en diez años, un trabajo más fiel al repertorio y al clima de los Crowes. The ceaseless sight (The End) lleva fecha de este año. Es directo, sin titubeos, stoniano a ráfagas y más sureño en otros momentos. Trabajo serio y robusto, que una vez masticado se convierte en otro motivo más para reclamar a los Robinson que recluten de nuevo a Gorman, Pipien y demás para hacer volar a los cuervos como dios manda.
Nota:
7/10
BOOTLEG SERIES 36: THE NORTHERN SOUL STORY
El
melómano acude constantemente a la máquina del tiempo para recrearse en lo
conocido o felicitarse por lo que descubre. Sube por la High Street de
Southend-on-sea y remueve un poco entre los cds de una tienda HMV a ver qué
encuentra. Vaya, cuatro volúmenes que llevan por título The Northern Soul
Story, cada uno con el título complementario de un templo en el que aquel festivo
soul juvenil congregaba en el norte de Inglaterra a miles de chicos y chicas
para bailar a mediados de los sesenta y durante los diez años siguientes: The
Twisted Wheel, The Golden Torch, Blackpool Mecca, Wigan Casino. A 3,99 libras
cada disco… ¡a la cesta de la compra!
Y a
pinchar. No es la primera vez que el melómano se detiene en aquellas salas de
baile resplandecientes en las que sonaban los singles de soul y r&b
británicos que interpretaban cientos de anónimas bandas y solistas, la mayoría
no más que eso, uno o dos temas que se confunden entre miles grabados entonces
en UK y USA. Hay buenas colecciones del género, y si te interesa dejarte llevar
por este animado estilo son fáciles de encontrar, quizá los 100 temas que
reúnen los cuatro discos recién traídos de Inglaterra aparezcan en casi todos
los recopilatorios. No me acordaré de ninguno cuando termine este paseo, pero
caray qué bien suenan todavía en este viaje de la máquina del tiempo.
martes, julio 08, 2014
VOLUME TWO 67: ROBERT PLANT
Me refiero a Robert Plant, ese señor que todavía gasta melena rizada y ya pasa de los 65 años, ese tipo de rostro ajado y mirada de malas pulgas y con pantalones vaqueros que le sientan como un guante. El superviviente del presente, no el truhán del pasado.
Ocurre que cuando
ahora llega hasta mí alguna vieja canción de Led Zeppelin desde cualquier parte
que no sea la intimidad de casa (pues hace ya tiempo que no pincho aquellos
tremendos discos), las canciones de Page, Plant, Bonham y Paul Jones se despojan
de su aureola de esplendor y les cuesta perdurar en mi particular colección de clásicos
rockeros. Pero si escucho al Robert Plant de ahora y a sus bandas más
recientes, las de la última década, me tropiezo ante un exponente modélico de músico
que ha sabido reconvertirse por los caminos paralelos de su naturaleza musical,
apostando por los paisajes tradicionales del folclore americano unas veces y por
una brumosa introspección sonora otras.
Desde Dreamland
(2002) hasta Lullaby and… the ceaseless roar, que saldrá a la venta en
septiembre, la obra de Plant combina claros y oscuros climáticos. Los trabajos
previos desde comienzos de los ochenta eran más bien discretos. Ahora ya no: versiones
irreconocibles, adaptaciones transformadas, piezas crepusculares al trote, agitaciones
al galope… lo que sea. Dreamland me gusta más ahora que antes. Mighty
rearranger (2005) sigue pareciéndome fascinante. El premiado Raising sand (2007)
conserva su poder de evocación paisajística e invita a volar con los ojos
cerrados. Band of joy (2010), ora cristalino ora turbulento, es más
atragantado. Y el adelanto del próximo álbum tiene muy buena pinta. Plant aún
retiene.
domingo, julio 06, 2014
LIVE IN 160: RYAN ADAMS… RECUPERAR LA FE
Me anima mucho no darlo por perdido. Pensé hace tiempo que lo estaba, disco tras disco mediocre que nos daba. Atrás, muy atrás, parecía que quedaban sus gloriosos dos primeros álbumes y aquellas alegrías jóvenes con Whiskeytown. Le atragantó la actividad, que se hablara de él en todas partes, los vicios de la fama, aunque seguía dando cuerda a buenas canciones. Ashes & fire, hace tres años, lo limpió, hermosa lucidez. Y en un par de meses tendremos un nuevo disco que llevará su nombre. Su adelanto es prometedor. Danos algo bueno, por favor.
Por los nuevos y
los viejos tiempos, Ryan Adams.
miércoles, julio 02, 2014
GREATEST HITS 161: SPIRIT IN THE NIGHT (BRUCE SPRINGSTEEN & THE E STREET BAND)
Ahora nos grita en la intro si podemos sentir el espíritu, la pasión. Lo hace cuatro, cinco, seis o más veces mientras nos mira desde un lado y otro del escenario. Y luego la banda estalla… pammm, papapapapaaa, pa papapapa pa… En cada concierto en el que he estado ha sido mi canción favorita. Spirit in the night tiene la misma edad que yo. Hemos crecido juntos. La última vez lloré. Ella se dio cuenta, hoy nuestros lazos se aprietan un poco más. Por la mañana y por la noche. Nuestro espíritu. Todavía hierve Spirit…, todavía moja las bragas cuando él canta “me and crazy Janey was makin' love in the dirt…”.
Ahí lo
tenéis, a Bruce y la E Street Band, mucho antes de ser millonario, justo cuando yo veía la luz. Cuatro
pelos en la barba, las arrugas de la delgadez, la pelambrera madrugadora. Ya el
Boss. Grande. Spirit in the night. ¡Qué tipos!
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