Convenía
con un músico fiable el otro día en que Ben Harper es tan brillante
como reprochable. Los dos lo admiramos mucho. Apreciamos
sus
pasos
y nos llena su música abierta,
unas veces intensa
y
otras delicada,
a
veces tan sutil como inflamable.
Es raro que tropiece, no hay una canción desaprovechable en sus
repertorios, pero… Los matices surgen porque pensamos
que en prácticamente cada disco quiere jugar demasiadas bazas y eso
puede impedirle ganar la partida. Cabe
preguntarse si eso es positivo o no, que
sus álbumes salten del soul al blues, del funk al rock y del reggae
al folk o que lo mezclen todo sin dar con la tecla perfecta. En
ocasiones, actuando así, ha estado sublime: Both sides of the gun
(2006).
Harper lleva un año girando
con su mejor banda, los Innocent Criminals, con la que se reencontró
tras dos álbumes de estudio con el trío Relentless7 y otros dos en
la buena compañía de Charlie Musselwhite y su madre Ellen Harper.
La reunión ha traído un nuevo disco con material nuevo, Call it
what it is (Stax, 2016). ¿Qué tal? Fenomenal, como era de esperar,
como yo esperaba. Rock stoniano, funk veraniego, soul cálido, blues
crudo. Call it what it is, Pink balloon o Shine son para degustar.
Sigo pensando que Ben Harper es demasiado bueno.
Nota:
8/10
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