sábado, agosto 31, 2013

BONUS TRACK 120: I WANT YOU (MARVIN GAYE)



Este disco se palpa y observa en cubierta de vinilo. Está claro. Esa portada… una gozada recrearse en sus detalles, trucos, guiños y ambientes encerrados en ese tugurio de madera atiborrado de negros sudorosos bailando y cantando por invitación de Marvin Gaye. Eddie Barnes, autor de la ilustración, creó otra parecida para el grupo funk Faith Hope & Charity un par de años después que es otra maravilla.

Ooh yeah. Hoy en día el fraseo de Marvin y la música apetitosa que lo envolvía siguen seduciendo corazones frágiles y describiendo atmósferas. Yo veo unas veces los amaneceres brumosos de una metrópoli y otras las entrañas excitantes del vicio. El tío levantaba una ceja y ya tenía a la negra encima de su cintura desbocada. Se escuchan jadeos, susurros, roces y gemidos preorgásmicos en los surcos de I want you (1976). No es el mejor álbum de Marvin Gaye, las cumbres ya las había escalado unos años antes, pero se hace querer. Y qué portada.

domingo, agosto 25, 2013

SOUNDTRACK 132: HOUSE OF CARDS



El mal. La villanía. La ruindad. Todo ello representa Frank Underwood, movido por el poder, la codicia y la manipulación sin límites. El valor de una serie de televisión, o de una película, se eleva muchas veces por la fuerza de su villano. Con Frank Underwood no surgen las ambigüedades morales que suscita Dexter Morgan, por ejemplo. Frank es un hijo de puta descomunal. Por eso, y por muchas virtudes, House of Cards, la cara despreciable de El ala Oeste de la Casa Blanca, es una serie magnífica. Anímense a verla, a disfrutar con los mezquinos ardides de Frank Underwood.
Sí, unas cuantas virtudes. Sobrios y excelentes actores (atención al gélido secuaz que interpreta Michael Kelly, al pobre tipo al que da vida Corey Stoll y a Robin Wright, encantadora pérfida). Su plantel de directores (James Foley, Carl Franklin, Allen Coulter, Joel Schumacher, David Fincher, uno de los productores de la serie). Su intrigante trama y su crudo reflejo en la triste realidad de nuestros dirigentes y gobiernos. Y un tremendo Kevin Spacey transformado en un desalmado cabrón con ambiciones desmedidas en las más altas esferas del poder, capaz de destrozar todo y a todos quienes se pongan por delante.

miércoles, agosto 21, 2013

OHIO PLAYERS’ SEXY COVERS



Imágenes como estas invitan como mínimo a entrar en la música que ilustran. Decorar una habitación con estas portadas incita a la piromanía sexual. He tenido vinilos como estos en las manos de paso por tiendas de segunda mano, los cuerpos deslizantes de las modelos haciendo temblar el cartón de las dos cubiertas. La música, en realidad, es lo de menos.
El extenso catálogo de música funk americana descubre portadas de un alto contenido sexual de lo más fascinante. Los Ohio Players sabían en los 70 cómo hacer babear a los negros adolescentes y atraer oyentes con la exuberancia erótica de sus chicas de cubierta y sus escuetos y explícitos títulos (Pleasure, Ecstasy, Climax, Fire, Honey, Angel). Cierto, estos discos merecerían un cajón secreto en nuestros desvanes. Historias macabras con aire de leyenda rodean algunas sesiones fotográficas y fragmentos de canciones.
Una veintena de músicos pasó por la formación desde finales de los sesenta y unos pocos singles (Love rollercoaster a la cabeza) vencieron a la caducidad. Pero lo que queda es la imagen ardorosa de las chicas de los Ohio Players. Las canciones, con el paso de los años blandas y simplonas bajo una capa de sensualidad artificial, son presas del cruel olvido.

lunes, agosto 19, 2013

VOLUME ONE 300: DEVIL IN ME (NATALIE DUNCAN)



¡La madre que parió este disco! Si su nombre no figurase en los créditos me habría pasado inadvertido como tantos a lo largo de un año, pero Joe Henry lleva la batuta del sonido y encaja con su exactitud y distinción habituales las emociones internas que surgen de las voces y los instrumentos. Así que le debo obligada atención. Me preguntó cómo ella y él dieron el uno con el otro. Natalie Duncan es una veinteañera de Croydon criada en Nottingham, dueña de una voz vibrante y profunda que exprime con intensidad y que acompaña de una exquisita y exigente formación pianística. Ahí se acerca su música más a Alicia Keys que a Amy Winehouse. Tampoco hace falta llamarse Adele o morir pronto dejando un podrido cadáver para transformarse en icono en Inglaterra.

Y Devil in me (Verve, 2012) fue uno de los mejores trabajos del año pasado. Se me escapó y no entró en la lista de escogidos porque, vaya, llegué a él un poco tarde. Expertos músicos arropan a la chica y un sonido que cabalga entre el soul y el R&B con naturalidad viste un disco excelente. A la edición extendida le sobran los tres últimos temas añadidos, pero la original se beneficia de preciosos cortes como Sky is falling, Find me a home o Because so sweet. Inesperada asociación, festejado descubrimiento.

Nota: 8/10

jueves, agosto 15, 2013

BONUS TRACK 119: TRANSFIGURATION OF VINCENT (M WARD)



“Este álbum fue diseñado para mantener viva la pérdida y detrás de mí”. Así se explicaba Matt en 2003. ¿Cómo lidiaba con la pérdida? En su caso, finalizando un disco, Transfiguration of Vincent, y dedicándoselo a “tú ya sabes quién”. Conocí a M Ward antes de que tocase con Norah Jones y fuese el Him de She & Him junto a Zooey Dechanel, pero este trabajo, el segundo de su producción, cae ahora en mis manos con el mismo frescor que sus anteriores obras.

Es que me gusta demasiado este hombre, el tacto relajante con que rasguea la guitarra y los climas plácidos que brotan de sus acordes, su voz calmosa y algunos efectos extravagantes. En …Vincent le ayudan colegas como Jason Lytle o Howe Gelb, se permite algunas excentricidades guitarrísticas y moldea el Let’s dance de Bowie hasta hacerla irreconocible. Los discos que siguieron a este lo reafirman como lo que es, lo que me parece: un discreto genio callado.

martes, agosto 13, 2013

BOOTLEG SERIES 29: LOU BOND


De excursión por los blogs se tropieza uno con tesoros musicales olvidados, rarezas que la escasa difusión, la carga del tiempo y el paso veloz de las tendencias esconden lejos de nuestro alcance. Otro ejemplo es este disco hermoso que ilustra el rostro recio bajo la sombra de una visera de este hombre que camina a solas por una calle, guitarra acústica al hombro, al calor de un día soleado. Lou Bond solo grabó este álbum en su carrera. Fue en 1974, aunque su contenido se reeditó hace tres años. No le acompañó la suerte mientras compuso y cantó para Chess y Stax años antes, un par de singles suyos nada más fueron prácticamente ignorados. Bajo el sello de una filial de Stax encontró el impulso para firmar Lou Bond con siete temas propios y ajenos.

Su historia remite en parte a la de Rodriguez (sobre el que ahora leo algunas críticas de quienes censuran los hallazgos del pasado elogiados en el presente). En su único disco Bond suena elegante y cristalino. Es fácil acordarse de Richie Havens o Terry Callier, de un folk-soul suave y atmosférico. Su voz, bien acompañada por evocadores arreglos de cuerda, se estremece con tal finura y sensibilidad en algún momento que consigue sobrecogernos.

domingo, agosto 11, 2013

30 AÑOS NO SON NADA



Esta fue nuestra manera de celebrarlo.

Con un atardecer que nos enmudece a orillas del Cantábrico (la imagen no hace justicia al momento real). Un paseo perfecto por las calles ondulantes de Comillas. El mar cálido y la arena infinita. La lluvia incesante sobre el rumor del puerto. Las vistas a los pies del palacio. Un sendero hacia la cascada donde el agua nos roba las palabras. La naturaleza a nuestro alcance y la pureza de los animales salvajes. Las casas escondidas que la costa asturiana le robó a las islas griegas. La carretera abierta. Un poco de música para sentirse vivos. La noche sobre el silencio del embalse. Los saltos en la piscina. Los amigos que tienes, los amores que encuentras. La alegría en tu cara por una fiesta sorpresa aunque vomites a las once y cuarto. Estás en la mejor edad. Un placer ser testigo de ello.

sábado, agosto 03, 2013

VOLUME ONE 299: THERE'S A MAN WITH A GUN OVER THERE (NIÑO Y PISTOLA)


Me sabe a gloria ahora. Porque me recreo en el convencimiento de que hay música y emociones que despierta que nunca se pierden. Y porque me lo ha recomendado Dufresne, quien me los dio a conocer hace un par de años y a él también le ha gustado mucho su último trabajo. Salió hace unos meses… es lo que pasa cuando no estás al corriente como debieras del buen rock and roll que se hace en España. En Galicia, tan tan cerca. El disco de este año de Niño y Pistola es magnífico.

Los diez cortes de There’s a man with a gun over there (Ernie, 2013) (ese glorioso verso de For what’s is worth) componen un álbum de concepto. No los separa ninguna pausa, tan solo el salto que da la historia que cuenta entre el quinto y el sexto corte. La inspiración es un suceso real ocurrido en USA a mitad del siglo pasado, pero hoy en día podría ocurrir en cualquier parte del planeta… ya sabemos por qué… Un trabajador compra un arma y mata a su maltratador jefe. Da con sus huesos en la cárcel y diez años más tarde regresa a un hogar sin alma y sale en busca de su pasado.

Y la música, madre mía, el riego sanguíneo que da vida al grupo vigués es nuestra madre naturaleza. Escuchadlo, es asignatura obligatoria. Podría escribir sin parar (con el soberbio Zuma de fondo), pero dejo que hablen ellos mejor que yo:

"Ninguna de las canciones que hemos hecho habría existido nunca sin Stephen Stills, o sin Neil Young, Robbie Robertson, George Harrison, Sandy Denny, Grace Slick, Ray Manzarek, Bob Dylan, Joni Mitchell y un largo etcétera; y todos ellos están presentes en cada minuto de nuestra música. Este LP es nuestro humilde tributo a todos ellos y sobre todo al legado que nos han dejado.  (...) A todos ellos y a todos vosotros está dedicado este disco"

Nota: 9/10

jueves, agosto 01, 2013

GREATEST HITS 149: BETTE DAVIS EYES (KIM CARNES)



Volvemos a los días de los casetes, qué tiempos ingenuos y perdidos. Alguna de aquellas cintas grabadas que guardábamos en el coche contenía esta canción, todavía sensual y atrayente treinta años después. Vaya, Kim Carnes. Qué poco sabemos de ella más allá de sus ojos de Bette Davis, un tema que ni siquiera lleva su firma por cierto, pero que se apropió en el 81 cuando con él comenzaba su álbum Mistaken identity. Fue un bombazo, la canción de aquel año. La bañaron de grammys. La chica, natural de Los Angeles, llevaba entonces cinco discos a sus espaldas y después aún grabaría otros tantos, alejada del pop y seducida por el country. Canta con la garganta raspada cual clon de Rod Stewart, disuade con su mirada, impone con su figura. Un temazo de los años ochenta.