¿Son capaces los neilyoungófilos de no perderse entre las líneas que se cruzan en su discografía? Hace tiempo que dejé de perseguir un orden, de buscar la coherencia en la obra de alguien que siempre ha seguido el curso o el capricho de sus apetencias, sin razones ni concesiones, fiel a su esencia libre y también salvaje, como el caballo loco que tantas veces ha montado. También hace tiempo que perdí la capacidad de sorpresa y el reencuentro con la excelencia, faltas menores que perdono (perdonamos) a quien se mantiene íntegro al margen de todo sin caer nunca, con distintos méritos, del trono de los músicos más auténticos del planeta.
Talkin to the trees (Reprise, 2025) es de esos álbumes que definen la bipolaridad de su autor, suave y tosco en el mismo vinilo, agrio y delicado a lo largo de su metraje. Bajo un halo de fragancias country, Neil Young desliza canciones tan desaseadas (Dark mirage, Big chance) como exquisitas (ese First fire of winter que evoca a Helpless, Talkin to the trees). Aunque la escucha nos haga pensar que de nuevo los Crazy Horse figuran en los créditos como respaldo de la voz frágil de su jefe, quienes lo hacen por primera vez son The Chrome Hearts, banda que conforman gran parte de los Promise of the Real con los que Young firmó algunos de sus discos más flojos y el veterano teclista Spooner Oldham.
Nota: 7/10