viernes, junio 30, 2017

EL BLUES DE LO QUE SOMOS (WHAT WE ARE BLUES)

Hay una brecha que nos ha distanciado, una forma de ser que nos separa y a la vez nos hace muy parecidos. Por eso más allá del tiempo nada se ha estropeado. Un nuevo encuentro es en el fondo motivo de celebración.
 
Cerraron los lugares en los que nos veíamos y hablábamos. Aprendimos a conocernos, a compartir aficiones. A veces añoramos echarnos a la noche como antes, pero nos vence la pereza y otras razones nos reconfortan.
 
Protegemos placeres que son tuyos y míos: tumbarnos alejados del ruido, mirar contornos deslizantes que pasan, guardarnos del resto, estar solos un rato, ser nosotros mismos, nuestra esencia.
 
Nos pusimos al día muy rápido, trozos de conversaciones que en otro momento habrían sido más largas. A unos nos va bien, a otros no tanto. Unos se dejan ver de vez en cuando, otros de casualidad. Todo pasa.
 
Recordaremos el capítulo de un libro, salvaremos una película de entre muchas que hemos enterrado, compararemos a una mujer con un grupo musical. Ahora quizá nos volvamos a ver pronto, o antes.

miércoles, junio 28, 2017

GREATEST HITS 195: NEW YORK (CAT POWER)

Ahora me pregunto qué hace esta mujer, si planea algún vuelo musical más por el camino de lo inesperado o goza de un retiro de ausencia y anonimato. Ah, nos preguntamos esto a menudo de unos pocos músicos que nos gustan sin tener la misma intriga por seres queridos más cercanos. Dos minutos son a veces suficientes y otras veces tan escasos. Así como está, el célebre New York de Sinatra en versión Cat Power concluye tan pronto pero transcurre y culmina tan bien que cunde sin clamar por uno o dos minutos más. Ella se lanza a por la canción como una pantera prudente, gira a su alrededor como si fuera una presa, la acaricia y abriga y luego lanza sus fauces para devorarla.

domingo, junio 25, 2017

BOOTLEG SERIES 55: JEFF TWEEDY ALONE

¿Qué puede ofrecer Jeff Tweedy si por primera vez, tras una extensa carrera al frente de Wilco, firma su primer álbum solo? ¿Se guarda un perfil que todavía no ha mostrado en su banda, un grupo capaz de enseñar precisamente perfiles de lo más variado e inesperado con un catálogo de discos tan completos como difícilmente imitable? Jeff Tweedy (no el fallido capítulo junto a su hijo bajo el nombre Tweedy) graba en Together at last (Anti-, 2017) once temas más bien antiguos (y salvo un par de ellos fuera del grupo de los más reconocibles) de Wilco solo con su voz y con una guitarra acústica; algún leve efecto de eléctrica y una moribunda armónica se dejan oír para embellecer con delicada sutileza (Via Chicago, I am trying to break your heart) un trabajo que al terminar de escucharse aún mantiene tensa la emoción que se proyecta a través del pelo de nuestros brazos o espalda.

Cuesta creer que Tweedy (¿lo reconoceríais entre las sombras si la foto de la cubierta no llevase su nombre?, yo creo que sí) fuera capaz de aventurarse a explorar terrenos novedosos, arriesgados o impredecibles sin sus prodigiosos compañeros de banda. Por eso celebro que se decantara por la desnudez de un repertorio acústico que en sus manos, solo en sus manos, es artesanía de máximo prestigio.

domingo, junio 18, 2017

GREATEST HITS 194: FIND ME A HOME (NATALIE DUNCAN)

Sale Londres por la noche -unos pocos planos y lugares- acompañando esta canción. A uno le apena que hoy la ciudad sea trágica imagen de primera plana, realidad negra y sin razón. Sale Natalie Duncan buscando un hogar en el que estar o al que volver cuando grabó su primer álbum. Escucho de nuevo Devil in me (2012) y me emociona su expansivo escalofrío, cómo te agarra y te mastica su música. Precioso disco con canciones divinas como esta: Find me a home.

Con este tema abrimos otro paréntesis blogero hasta dentro de unos días. Descanso y tranquilidad. Unión.


martes, junio 13, 2017

BOOTLEG SERIES 54: THE MAGPIE SALUTE

Esto va de urracas y cuervos, de cuervos y urracas, no importa cuáles primero. The Magpie Salute (el saludo de las urracas) se crea el año pasado por la reunión del ‘black crowe’ Rich Robinson en un estudio de Woodstock con antiguos compañeros de The Black Crowes y actuales miembros de su grupo. Hasta diez personas se acaban juntando, con los cuervos Marc Ford, Sven Pipien y el fallecido Eddie Harsch. Tocan, ensayan, versionan, componen y graban. Una de esas grabaciones con público deriva en disco, The Magpie Salute (2017), diez cortes que incluyen un tema original muy muy Black Crowes, Omission, y ‘covers’ de Faces, Pink Floyd, Bobby Hutcherson, Delaney and Bonnie y los propios Crowes.
 
Nostalgia o revisión. El resplandor candente o el fuego vivo. Puedes pensar una cosa o la otra al escuchar a The Magpie Salute. Los Crowes parecen seguir volando, sin Chris Robinson pero con el mismo vigor guitarrero. Rich también parece haber querido despertar antiguas sensaciones inmunes al desgaste junto a gente de la que fiarse y con la que perderse en largos temas. La aparición de este supergrupo ha causado gran expectación y pronto se agotaron las entradas para buena parte de los conciertos de la gira que este año les llevará por Europa y numerosas salas de USA. El disco, sin ser puro Black Crowes quiere confundirse con ellos, y se paladea como un sabroso consuelo para quienes no los veremos. Ni a unos ya más ni muy probablemente a otros.

domingo, junio 11, 2017

VOLUME TWO 82: GOV'T MULE

Reencontrarte con algunos músicos es volver a otros días, a otras gentes, a periodos de tu vida que duraron solo un tiempo o siguieron contigo adelante. Gov't Mule me lleva varios años atrás a otras etapas de aprendizaje e indagación musical. Me fui desatándome del grupo, cansado, vencido por el continuo desinterés o movido por la necesidad de seguir abriendo nuevas zanjas en la tierra de mis cultivos sonoros. Ocurre a veces aunque veas que te apartas de músicos enormes, monstruosos. Como Gov't Mule.

Surgieron de su inclusión en la Allman Brother Band a finales de los ochenta: Allen Woody al bajo, Warren Haynes en la guitarra. En el 95, con el baterista Matt Abts, tenían su primer álbum. Un poderoso trío de blues-rock, robusto, intimidante, proclive a alargar los temas y a recrearse en embriagadoras jams. Instrumentistas colosales. Llegaron más discos, el glorioso directo del fin de año del 98 en el Roxy de Atlanta. La muerte de Woody y los volúmenes The Deep End con numerosos bajistas. Hubo más sustitutos con el paso de los años y discos engrasados en los que fueron cabiendo el funk, la psicodelia y el reagge entre los pliegues blueseros de su rock contundente. Me sentía distanciado de ellos, ajeno a climas que me parecían ya pesados, cuando encuentro su último trabajo: Revolution come… revolution go, que grabaron el año pasado y acaban de poner a la venta para reconciliarme con la Mula.

martes, junio 06, 2017

LIVE IN 204: MARC FORD & NEPTUNE BLUES CLUB, A CORUÑA 2017

Desde que abrió en 1999, la sala Mardi Gras de mi ciudad, A Coruña, ha programado 2.000 conciertos. Pop, blues, funk, soul, indie, variedad de fusiones estilísticas y, sobre todo, mucho rock and roll nacional e internacional han sonado en su escenario y hecho sudar las paredes del local, cubiertas por los carteles de muchos de esos bolos. El concierto número 2.000 fue el que la noche del domingo ofreció Marc Ford y dos de los miembros de su banda, la Neptune Blues Club. Fenomenal coincidencia. Velada ideal para quienes hemos disfrutado tanto en la Mardi estos 18 años con grandes conciertos de rock, para quienes ya no nos dejamos ver tanto.

 
Ford ha estado otras dos veces en la ciudad. Esta vez, la primera que lo veo, agitó magistralmente un espumoso cóctel de rock y blues e hizo hervir vibrantes canciones de caldeados ambientes. Marc, más delgado y con aspecto algo frágil, entró en el concierto con parsimonia, manejando habilidoso su ardiente guitarra sobre las envolventes capas rítmicas de sus músicos, y avanzó por densos pasajes instrumentales que combinó con piezas más directas. Por momentos parecían transformarse en los Neil Young y Crazy Horse de las mejores obras de los años setenta tocando temas como Tonight's the night o Cortez the Killer, o los Led Zeppelin que alargaban y retorcían Since I've been loving you o Dazed and confused. El ex ‘black crowe’ demostró su completa destreza como guitarrista rítmico y virtuoso solista, jugando con riffs, ritmos, efectos y lucimientos. Así se trabajó un fantástico concierto que me hacía falta y me sentó muy bien.

lunes, junio 05, 2017

VOLUME ONE 442: WAITING ON A SONG (DAN AUERBACH)

Una de las cosas que me gusta de este disco es su cristalina simpleza, una cualidad en absoluto reñida con la capacidad de llegar a provocar grandes emociones. Otra es que su responsable, Dan Auerbach, exhibe su admirable capacidad para transformarse delicadamente con un giro imprevisible en su carrera autoral, muy alejado de la ruidosa parafernalia experimentada hace un par de años con The Arcs y también de los crujientes ritmos de The Black Keys. Waiting on a song (Easy Eye Sound, 2017), su segundo disco en solitario, contiene una decena de preciosas canciones pop (contención eléctrica, predominio acústico, palmas, suaves coros femeninos, sonidos limpios) y colaboraciones instrumentales y compositivas que parecen pasar de puntillas (Duane Eddy, John Prine, Mark Knopfler) en menos de 33 minutos, tiempo suficiente para enamorar en el calor del verano.
 
Nota: 7,5/10

viernes, junio 02, 2017

BONUS TRACK 177: PACIFIC OCEAN BLUE (DENNIS WILSON)

Otro Wilson, otro 'beach boy', Dennis. Otro disco de excepción, de esos que merecen consideraciones de joya olvidada o clásico perdido en el tiempo. Puede ser. Otro disco de esos que la primera vez pasan y huyen, y que años más tarde, con mejor oído y mayor atención, crecen como obra atrayente de un elogio que alcanza la fascinación. Pacific Ocean Blue (1977) fue el único álbum grabado por Dennis Wilson, el primero de un 'beach boy' en solitario.

Dennis, baterista y ocasional compositor de temas del grupo, era el auténtico hombre de mar, surfista encadenado a la arena y las olas, gamberro, alcohólico, guapo, seductor. Interpretó en 1971 el mítico film Carretera asfaltada en dos direcciones y llegó a ser amigo de Charles Manson antes de la matanza de Beverly Hills. En la banda era el que mejor entendía y aceptaba los delirios de Brian y desde 1970 empezó a registrar piezas propias. Hasta seis años después no empezó a darles forma, a crear con ellas un disco misteriosamente brumoso, nada convencional tras su aparente sencillez, rock inclasificable de autor bajo una capa de bochorno y melancolía. Decenas de músicos trabajaron con él en Pacific Ocean Blue, 37 minutos de entrañables evocaciones californianas con música hechizante y la voz lastimosa de Dennis Wilson.