Paso
por estas líneas y aplaudo al leer esto: “Es por la música por la
que lo abandonas todo”. O esto: “Al final, lo único que te queda
son las experiencias y la música”.
Lo
dice Chris Isaak, un músico de fiar, un tipo de los que caen bien,
con el que me gustaría tomar algo. Me brindó uno de los conciertos
en los que más he disfrutado, una noche en un parque de Ourense.
Tiene 13 álbumes y va camino de los 60 años. Todos esos discos
tienen un puñado de canciones buenas de verdad.
La
entrevista es corta, da la sensación de que el poco espacio impide
imprimir respuestas más largas. Pero las publicadas revelan
dependencia fiel al oficio y la carretera, añoranza de lo que nunca
se tuvo, y respeto a lo que queda para la posteridad: la música.
Sabio Chris.
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