lunes, enero 29, 2018

VOLUME ONE 460: HALFWAY TOWARDS A HEALING (THE LOST BROTHERS)


Ahí está la música para descubrirla, en cualquier momento y lugar. Para atraparla o que te atrape. The Lost Brothers tienen discos con bonitos títulos: Hasta la vista John Fante, Nuevas canciones del amanecer y el polvo o A medio camino hacia una curación, que es el último que han publicado. Apetece escuchar que hay detrás. Con este Halfway towards a healing (Bird Dog, 2018) conozco a estos dos amigos irlandeses, Oisin Leech y Mark McCausland, que llevan diez años componiendo, cantando y girando. Han acabado en Tucson, en el estudio de Howe Gelb, para grabar una deliciosa colección de canciones. Sí, allí en la arena, han llevado el desierto a su disco, una amplitud y un silencio que transmiten finas acústicas, un apagado bajo, una percusión lejana y melancólicos violines, con voces de cristal que proporcionan calma. Son más callados que Calexico, me recuerdan más a unos Giant Sand más melódicos y podrían llegar a confundirse con Milk Carton Kids, aunque, por qué no, remiten a ecos de Pat Garrett y Billy the Kid. Algo de volumen les daría a los ‘hermanos’ un eco más robusto. Pero no importa.

Nota: 7,5/10

sábado, enero 27, 2018

LIVE IN 216: GOOD NEWS FROM BEN


Tener activo a Ben Harper es un lujo. No me cansaré de viajar por su música y no dejaré de estar atento a sus pasos. En casi 25 años ha grabado más de 15 trabajos, ninguno sin mancha, unos con los prodigiosos Innocent Criminals, otros con The Blind Boys of Alabama, otros con Relentless7, también solo sin ninguna de estas bandas, con su madre, Ellen Harper, y con Charlie Musselwhite. Con el veterano armonicista de blues repetirá este año tras el fantástico Get up! de 2013 y en marzo tendremos otra entrega de colaboración bajo el título No mercy in this land. Su adelanto nos lleva a atmósferas sombrías y pantanosas que, más que intimidar, invitan a perder el miedo al entorno para quedarse. No faltaré a la cita con Ben.

jueves, enero 25, 2018

GREATEST HITS 203: 74-75 (THE CONNELLS)


En el 95 no sabía nada de este grupo, The Connells; hoy, muy poco más. Dejaron de grabar en 2001 y parece que ahí se acabó la carrera de los hermanos Connell, de Carolina del Norte. No escuché más que el disco que contenía esta canción, Ring (1993), del que no recuerdo más que la canción misma, 74-75, un poco blandita puede ser, pero preciosa. No sé, me recorre un escalofrío de añoranza, un leve aliento de tristeza, al advertir el tiempo y el desgaste transcurridos entre las fotos de graduación de las personas que aparecen en el videoclip y las imágenes grabadas de ellas veinte años después. Lo que fuimos y lo que somos. Hoy sonó el tema mientras desayunaba entre el ruido tranquilo de una cafetería.

domingo, enero 21, 2018

VOLUME ONE 459: BETWEEN TWO SHORES (GLEN HANSARD)

Hay músicos a los que me gustaría hablarles a la cara, con sus propias canciones de fondo a bajo volumen, y preguntarles por qué le han salido tan buenas, por qué la belleza y honradez que desprenden son tan verdaderas. Hay músicos a los que prefiero dirigirme en segunda persona, interpelarles, si me entran las ganas de escribir sobre su obra y el placer que me proporciona. Ahí está Glen Hansard, en ese grupo selecto. Dentro de poco asistiré a uno de los conciertos de presentación de su tercer álbum después de The Frames, del film Once y de The Swell Season. Me conformaría con un apretón de manos después de la función.
Between two shores (Anti-, 2018), Glen, te ha salido espléndido. Me apasiona tanto como Rhythm and repose (2012) y Didn’t he ramble (2015). Creo oír en ti a un lejano Van Morrison, con o sin sección de viento, cuando se abraza a sí mismo en un impulso de nostalgia o cuando mira adelante con el suspiro reflexivo de los hombres sabios. Sí, otra vez canciones sin mácula, emociones expresadas con la voz conmovedora de tu música tan cercana. Y eso me encanta.

Nota: 9/10

sábado, enero 20, 2018

LEO Y COCO

Hoy ha sido un día histórico. Leo probó el cine, supo lo que transmiten las luces de la pantalla grande. ¿Cuándo fuimos nosotros? ¿Recordamos qué pasó? ¿El arca perdida, tal vez? ¿Algún tiburón? Antes de cumplir los 3 años, Leo se sentó en una butaca y se dejó atrapar. “Hay poca gente”, dijo más de una vez. “Hay poca gente”. Así es, nada es como fue, chaval, pero qué demonios, no importa. Fue parte de la historia, tío, desde luego, Leo fue parte de la historia. Me pidió un beso y me lo dio. Con Coco. Para nunca olvidar. Se quiso salir y salimos pues, diez minutos y volvimos. Y a Leo le gustó, claro que sí. Pero no habría pasado nada malo si no le hubiera gustado, claro que no. Hoy fuimos al cine juntos. Bien. Si volvemos, mejor, si no… allí estuvimos. Para siempre.

jueves, enero 18, 2018

SOUNDTRACK 208: HARRY DEAN Y LUCKY

-La verdad del universo está esperando.
-Que es…
-Que es que todo va a desaparecer, en la oscuridad, en el vacío. Y nadie está a cargo. Y te quedas con nada.
-Nada.
-Nada. Es todo lo que hay.
-¿Y qué haces con eso? ¿Qué hacemos con eso?
-Sonreír.

Al final de todo, de la vida, vale la pena sonreír. Según la mirada que le has dedicado a la vida. Eso hace Lucky, sonreír en el hastío de sus últimos días, en un agujero perdido del desierto que cruzan las tortugas sin ninguna preocupación, un pueblo de mala muerte donde nada hay que hacer salvo dejar pasar las horas y beber bloody mary en el bar. Ahí vive Lucky a sus 90 años, solo, como un toro al que la gimnasia de cada mañana no le ha llevado aún a la tumba y que en el alcohol, el tabaco, los crucigramas y los concursos de la tele tiene sus vicios.

Harry Dean Stanton es Lucky. El actor falleció en septiembre del año pasado a los 91 años, un año después de haber rodado esta película, Lucky (2016), en Piru, un auténtico agujero muerto del desierto californiano. Harry Dean trabajó en más de 200 películas y series de televisión desde mediados de los años cincuenta, casi siempre como secundario, aunque para mí forma parte de las páginas doradas del cine por haber protagonizado la obra maestra de Wim Wenders Paris, Texas. En Lucky, la única película dirigida por el actor John Carroll Lynch, Harry Dean transmite la tierna fragilidad que aún perdura en la memoria de los abuelos que se nos fueron y deja un par o tres secuencias antológicas para su despedida: una charla con el personaje al que da vida Tom Skerritt (con quien había trabajado hace 40 años en Alien) sobre los recuerdos de la guerra, una ranchera cantada en un cumpleaños y una sonrisa demoledora que dibuja a los seres con quienes comparte sus horas finales en un bar. Lucky, suerte de película.

lunes, enero 15, 2018

LIVE IN 2015: DOLOR ES

De golpe, un escalofrío. He lamentado más otras pérdidas en este nuestro mundo alternativo de la música, pero esta que hoy golpea inesperadamente en la espesura de los días de invierno lanza un latigazo nostálgico que me ha enfriado la espalda y ha hecho que vuelva a mirar dentro de mí. Yo estaba en la universidad, abierto a tantos nuevos estímulos que lo absorbía todo; pocas cosas quedaban, muchas entraban a lo bestia y luego desaparecían, como Cranberries y aquella canción, Zombie, de la que con el paso del tiempo acabé harto. Los niños gritando y lanzando piedras, la ciudad en ruinas, una mujer cubierta en oro, la chica gritando ‘zombie’ y rasgando la guitarra. El disco, No need to argue, nunca lo grabé, no lo conservo, como ninguno del grupo, ni de la chica cuando grabó sola. Pero sí guardo los lugares y las emociones de aquellos días que en absoluto descifraban nada parecido a lo que es ahora. Y hoy la chica se ha ido, Dolores, de un instante para otro. Sí, me apena. Buen viaje.

sábado, enero 13, 2018

LIVE IN 214: PEARL JAM LET’S PLAY TWO

Yo no estuve allí tan lejos, en Chicago, y lamento no poder estar el próximo julio aquí más cerca, en Barcelona, para plantarme delante de ellos otra vez. O fui demasiado lento o fueron demasiado rápidos quienes se adelantaron para acabar tan pronto con las entradas puestas a la venta. No es consuelo esta sesión enchufada en una pantalla, pero sí supone otra celebración experimentar de cualquier modo a Pearl Jam en vivo.


Veo Let’s play two, el documental del fotógrafo y cineasta Danny Clinch sobre los dos conciertos seguidos que ofreció la banda en agosto de 2016 en el estadio Wrigley Field de Chicago, hogar de los Cubs, el equipo de béisbol del que veía todos los partidos Eddie Vedder cuando era un crío, situado a unos metros de la sala donde el grupo ofreció uno de los primeros conciertos de su carrera hace ya 27 años y donde Eddie presenció mucho tiempo después las series mundiales, cuya euforia se recoge en el film. Regreso a los orígenes, sobredosis de nostalgia.

Esta vertiente personal, en especial de Eddie, cubre todo el documento, en el que desde la ternura y la admiración hablan los músicos, los aficionados que pasan noches a las puertas del estadio para ocupar las primeras filas, los vecinos que no dejan de tomar sus cervezas en el pub de enfrente, los viejos jugadores que nadie olvida y los responsables del estadio antes y ahora. En aquellas dos emotivas noches de exaltación a un equipo, un deporte, un escenario y una ciudad, y de comunión ferviente entre una banda y su público Pearl Jam tocó 72 canciones, de las que apenas una veintena aparecen en el documental. Seguir a Pearl Jam en pleno éxtasis musical me muestra hoy a un grupo que hace de un estadio o un gran recinto su auténtico espacio natural, el lugar que la ha convertido para mí en una de las bandas de mi vida.

miércoles, enero 10, 2018

VOLUME ONE 458: LIBÉLULA (PARDO)

Nueva parada de cercanías. Menos de dos años ha tardado Néstor Pardo en publicar su siguiente álbum, el cuarto de una trayectoria que promete no acomodarse y sí deparar rumbos coherentes. Confiesa Pardo en una entrevista que un músico corre el riesgo de “tufar” a ridículo si no evoluciona; “mejor estar ahora con el ordenador que seguir igual 15 años”, sentencia para reforzar las razones de haber usado sintetizadores y programaciones en Libélula (2017), en corta medida acertadamente. Más presencia tienen sonidos y maneras latinas (ritmo de cumbia, humo de tango), en cambio no siempre afortunadas. El músico coruñés se aleja más de las raíces rockabilly de sus comienzos para consolidarse como un autor de rock más maduro inquieto por experimentar que encuentra sus mejores apuestas en los temas más delicados de Libélula, No sirve de nada y Quiero atraparla especialmente, donde el matrimonio entre cuerdas y teclas triunfa hilado con el emotivo rasgado de la voz de Pardo.
 
Nota: 7/10

sábado, enero 06, 2018

BONUS TRACK 186: FOOT LOOSE & FANCY FREE (ROD STEWART)

No deja de interesarme el momento en que un buen músico, después de numerosas obras de acierto y alta calidad, sufre un bache, se estanca en una fase en la que no sabe bien adónde mirar o incluso se echa a perder; algunos pasaron por esas etapas y regresaron tarde o temprano al elevado nivel del que habían caído, pero otros se fueron alejando poco a poco de su mejor versión y nunca más volvieron a recuperarla. Creo que Rod Stewart es uno de ellos, del que hay que lamentar que hace cuarenta años perdiese la fuerza gamberra de sus primeros discos de los años setenta (tras salir del Jeff Beck Group y mientras aullaba rock and roll también con Faces) y se reciclase luego en un intérprete pop de audiencia adulta hasta degenerar en un insípido cantante de standards americanos. Este álbum de 1977, Foot loose & fancy free, aún conserva algún latigazo enérgico (Hot legs) del pasado más inmediato y alguna decente balada, pero a Rod se le nota ya oxidado en temas largos sin mucha gana. Muy poco de lo que grabó a continuación (salvemos un espléndido Unplugged) se salva de la quema.

miércoles, enero 03, 2018

GREATEST HITS 202: LOVER OF THE BAYOU (MUDCRUTCH)

Hoy que he vuelto muchos años atrás, a cuando Roger McGuinn se las apañaba (y se pegaba) solo con sus propios discos tras su salida (y el final) de los Byrds, rescato un tema de Roger McGuinn & Band (1975) con el que cinco años antes daba inicio al fenomenal álbum ‘sin título’ del grupo californiano. Me refiero a Lover of the bayou. En aquel trabajo de hace 42 años la canción desprendía un nervio precavido, parecía estar alerta de algún peligro escondido en el pantano. Tres décadas más tarde la incluyeron Mudcrutch, la primeriza banda recuperada de Tom Petty, para su primer disco, donde hacía latir de manera más inquietante sus peligros ocultos. Una descarga. Otro homenaje. Un temazo.

lunes, enero 01, 2018

VOLUME ONE 457: LETTERS NEVER READ (DORI FREEMAN)

Bienvenidos al nuevo año. Cerramos 2017 con cinco mujeres firmantes de excelentes discos y abrimos 2018 con otra que hace unos meses nos dejó otro bonito álbum. Esta chica de aspecto tan común que parece haberse fotografiado a sí misma ante los azulejos de su cuarto de baño es Dori Freeman, una virginiana de raíces musicales, con familia de tradición en el bluegrass. Letters never read (Blue Hens Music, 2017) es su segundo trabajo y, como el primero, está producido por Teddy Thompson. Esta obra, con la puerta abierta a Neal Casal y a Richard Thompson, es un caramelo de 28 minutos que respira esa aura nostálgica que flota sobre los discos de Eilen Jewell, combinación de folk y country bien armonizados con ecos de la acústica penetrante de los Apalaches. Sabroso pero corto, se echan en falta más canciones, o que fueran un poquito más largas.
 
Nota: 7/10