Los Coen me han pescado con tan suculento anzuelo. Ha sido fácil: un folk singer (con gato) en la helada New York en los primeros sesenta… sus canciones, sus mujeres, sus miserias, sus sueños… Me recuerdo todo a eso que tantas veces hemos leído, esas calles y bares que conocemos de nuestras lecturas y de los delirios de la imaginación. Un tristón Oscar Isaacs, una irreconocible Carey Mulligan, el talismán John Goodman. Inside Llewyn Davis. Espero el estreno con ganas, aunque me guardo de hacerme esperanzas mágicas, que los hermanos Coen son género aparte y nunca me han vuelto loco.
He abierto boca
con la banda sonora: folk tierno, íntimo, bonito. Oh, aquellos tiempos…
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