El mejor y más cercano disco de homenaje a Crosby Still & Nash no es un álbum tributo con versiones de sus canciones, sino aquel que hace diez años llevó la firma de Matthew Sweet, Pete Droge y Shawn Mullins, unidos bajo el nombre de The Thorns en un trabajo, el único que han grabado juntos, titulado como la propia banda. Salvo una versión (de The Jayhawks), el disco contenía material inédito, temas escritos y compuestos a seis manos embellecidos por un juego de voces apacible y evocador que despertaba el inmediato recuerdo de las dulces armonías vocales de CSN. Produjo Brendan O’Brien y en el respaldo instrumental había personal de la talla de Greg Leisz y Jim Keltner, además del productor.
Da la
impresión, ahora que vuelvo a escuchar el disco varios años después de que lo
recibiese como inesperado regalo en un cumpleaños, de que es muy fácil entrelazar
tres voces limpias al abrigo de una simple melodía. No lo es, aunque lo parece.
Hay muy bellas canciones en The Thorns (Runaway feeling, Think it over, Dragonfly,
Such a shame), el tributo (o no) sincero de un trío de músicos americanos a otro
trío único que una vez acordaron caminar juntos con sus guitarras acústicas hacia
el horizonte acogedor del atardecer.
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