La música regala el viaje más placentero al pasado. Pinchas en el jukebox y cambias tu edad, tu entorno, tu propio yo. La nostalgia te conquista.
Hoy me dijeron
que tenían una canción nueva, algo normal, sencillo, un tema para una película
al parecer, Ordinary love, nada del otro mundo pero bonito. El vídeo está
disponible. Lo busqué, lo ví, escuché, recordé. El otro día me crucé con un
colega de mi edad al que hacía muchos años que no veía con el que asistí al
primer concierto que viví de ellos. Me acordé de aquel viaje tan largo, del
libro que llevaba en el tren (Lolita), de la espera desde primeras horas de la
mañana en la primera fila de Anoeta, de ellos en el escenario, con los coches,
las pantallas, las luces y las gafas de mosca.
Yo crecí con
ellos, qué huevos, y no me arrepiento. Gracias a ellos, en el fondo, han
llegado después todos los demás. Añoro a U2. Dicen que vuelven pronto. Que me
den una alegría. Eso lo añoro más.
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