Creo (confío en)
que algún día Bunbury firmará un disco realmente grande. El camino que conduce
hasta ese momento, mientras, lo ve sembrando de trabajos irregulares que casi
siempre, al final de cada escucha, dejan la sensación de que todo cuanto ha
volcado en ellos con concienzuda entrega, es manifiestamente mejorable.
Palosanto (Warner, 2013), otro irregular disco, está mejor de lo que esperaba, mejor
de lo que temía después de conocer su single de lanzamiento, Despierta, con
diferencia el peor tema del disco, una canción sencillamente mala.
Yo no voy a leer
las letras ni ser tan profundo, las revistas se han encargado de apuntarlo y
continúan haciéndolo, y a mí me aburre bucear en la trascendencia. Mantengo una
distancia recelosa con Bunbury y evito dedicarle tiempo. Pero confieso que he
empezado a apreciarle después de mucho tiempo condenándole. Le agradezco Hellville
de Luxe, le reprocho El viaje a ninguna parte y no comulgo con quienes
encumbran Pequeño. Ahora con Palosanto tengo que aplaudirle la mitad de sus
quince temas, en concreto aquellos en los que suena manso, relajado y
reflexivo, la música tranquila, creada y disfrutada mirando atardeceres y regresando
al pasado melancólico (Más alto que nosotros sólo el cielo, Salvavidas, Los
inmortales, Prisioneros, Miento cuando digo que lo siento). Lo demás, ni fu fi
fa.
Nota: 6/10
1 comentario:
Pues me alegro mucho que te haya despertado buenas sensaciones, aunque sean irregulares. Yo opino como tú. Me ha gustado más que sus dos discos anteriores que considero los dos más flojos de su carrera pero no llega al notable, y para mí eso, con Bunbury, es poco. Pero el disco ofrece un sonido contemporáneo que me gusta y que se aparta de lo que venía haciendo y eso, para mí, es más que aplauduble
Saludos
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