Algo
encuentro de significativo en que antes de reescribir el catálogo en
su proyecto de duetos del año pasado Van Morrison titulase su álbum
anterior 'Nacido para cantar, no hay plan B' y que el disco siguiente
lo titule 'Mantenme cantando' (o 'Deja que cante'). La elección
responde, me atrevo a pensar, a que a medida que pasan los años y
los discos Van Morrison siente que no puede dejar de hacer lo que
mejor hace y sabe hacer, cantar.
Me
gusta Van Morrison. Mucho. Y me causa orgullo proclamarlo esta
admiración ante cualquier recelo o rechazo que pueda suscitar la
figura y la obra del autor norirlandés. Imagino que la falta de
riesgo en sus trabajos lo ha condenado al rincón de una
intrascendencia al que se suele condenar a músicos de largo
recorrido acomodados sin disimulo en obras fáciles y cómodas. No
niego la acusación, pero me opongo a compartirla.
Morrison
ha actuado siempre a su aire, en su corriente. Y lo demás no
importa. Ha hecho la música que le ha gustado sin adaptarse a modas
ni sucumbir a caprichos. Se puede decir que desde hace dos décadas
no se sale de sus patrones predilectos, balanceándose en un columpio
que va al soul y vuelve al blues, muy limpio siempre en ese terreno
confortable que enlaza el pop y el R&B, a veces con desvíos
menos afortunados al country o al folk.
Por
eso admito que, sobre todo en estas dos últimas décadas, es muy
fácil perder la memoria de sus canciones y de sus discos sin saber
qué contienen estos ni a cuál pertenecen aquellas. En este periodo
encumbro The healing game (1997) y Born to sing: no plan B (2012),
discos con temas memorables; de los demás, más olvidados, recuerdo
muy buenos temas, como algunos de los que incluye Down the road
(2002) o Keep it simple (2008).
Y
ahora nos vemos con Keep me singing (2016), su álbum de estudio
número 36. Bueno, bonito, entrañable, relajante. Le faltan momentos
altos aunque sí guarda unas cuantas delicias (The pen is mighter
then the sword, In Tiburon). No conseguirá devolvernos al enorme Van
Morrison de los años setenta (no es necesario), pero seguirá
haciendo que tenga ganas de no dejar de escucharlo.
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