Ejemplos.
Hay músicos que pierdes por el camino y
ya no vuelven (Pete
Yorn) o con los que te reencuentras satisfactoriamente (Ryan Adams)
tras
creer que se habían ido y nunca volverían.
La música de Quique González creí haberla perdido con sus cinco
últimos trabajos, que son unos cuantos como para acabar de enterrar
la confianza suscitada por sus prometedores tres primeros discos.
Vuelve ahora el madrileño con Me mata si me necesitas (2016), su
álbum más inspirado en este tiempo en el que me ha movido por la
decepción y el desinterés. Inspirado sí, digamos que seguro en la
creación de canciones con más fortaleza y más fe como para dejar
cierta estampa (Sangre en el marcador, No es lo que habíamos
hablado). Y me quedo aquí, que no comparto elogios mayores leídos o
escuchados (enlazarlo con el mediocre Ron Sexsmith no le hace favor
alguno a nuestro músico) ni un exceso de virtudes y comparaciones
agradables de encajar. Bien sin más, que en este caso no es mala
noticia.
Nota: 6/10
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