Un
párrafo para Ray LaMontagne. Atrás cuando te encuentras con su
primer álbum (Trouble, 2004) te causa un agradable cosquilleo, un
despertar de interés que persiste en las dos siguientes entregas,
trabajos que ganan riqueza y crean nuevos ambientes, que aplacan una
ambición y
riesgo
exhibidos
más adelante. Hasta entonces el músico y productor Ethan Johns
protegía la música de LaMontagne, folk rock de otoñal
cubierto por su voz arenosa
que al crecer se
tiñó de rock
más maduro
y
flirteó
con el
soul. Cuando Ray se decide a producir él mismo
recluta
a un cuarteto de lujo,
afortunada reunión de los
musicazos de sesión Greg
Leisz, Eric Heywood, Jennifer Condos y Jay Bellerose con el nombre de
The Pariah Dogs: el álbum que fabrican suena impecable pero algo
hueco, carece de director de orquesta. Cuatro
años después Ray
se asocia con Dan
Auerbach (The
Black Keys) para grabar Supernova, un proyecto fallido, de
indefinible y perezoso estilo, en el que ninguno parece estar a gusto
Ahora se
junta a Jim James (My Morning Jacket) para terminar
Ouroboros (Columbia/RCA, 2016), un
paso en la misma línea que el anterior pero más centrado, de
aspereza guitarrística y climas espesos, de nuevo una decisión que
todavía no me ayuda a subir a Ray LaMontagne a una división mayor.
lunes, marzo 07, 2016
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