A este desastre ordinario que cantan los Cowboy Junkies le sienta bien un ambiente como el de esta grabación. Un pequeño escenario apagado, un hilo de confianza que une a la banda con su público. Siempre me gustó el aire acogedor que tienen las cuerdas crujientes de los Timmins. Margo, la veterana a quien mejor sientan las canas, manda en escena como una jefa incuestionable. Parece que el tema va a rebosar de sus bordes, pero nunca va más allá de un maravilloso éxtasis controlado.
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