jueves, febrero 27, 2025

SOUNDTRACK 286: POPEYE


¿Qué pasa con Gene Hackman?, me pregunté hace unos años. La respuesta me llevó a su retiro: desde 2004 no protagonizaba una película. A los 74 años dijo 'el cine se acabó'. En los ochenta y en los noventa llegó a protagonizar tres o cuatro filmes por año, y su carrera recoge más de cien créditos entre cine y televisión. No hace mucho vi una fotografía suya actual, una de esas imágenes furtivas que alguien roba a un famoso desaparecido cuando se lo cruza por la calle o lo ve a lo lejos saliendo de una tienda. No reconocí al actor: encogido, esquelético, irreconocible... la tristeza de la vejez extrema en el umbral de la línea de meta. Esa tristeza alcanza la brutalidad cuando hoy nos enteramos de que Gene Hackman y su esposa han sido hallados sin vida en su domicilio junto a su mascota también muerta. En el silencio de la soledad, en el desamparo de la enfermedad.

Incluso en sus peores películas él sobresalía con un gesto, con una ironía, una mirada, una pose. Podía ser bruto y encantador, cínico y simpático, entrañable y desagradable. Piensen en otro actor como él, de antes o de ahora; difícil dar con uno igual. Repaso la lista de sus películas y las he visto casi todas. Siempre estaba bien, en algunas sensacional. Algunos de sus personajes lo inmortalizan, le sobreviven hasta la eternidad como hitos de la pantalla; puede que muchos estemos de acuerdo en cuáles. Yo nunca lo olvidaré por su Harry Caul de La conversación; su Anderson de Arde Mississippi, Little Big Daggett de Sin perdón; y, sobre todo, Popeye Doyle de The French Connection.

lunes, febrero 24, 2025

VOLUNE ONE 685: THE LAND WE KNEW THE BEST (CHRIS ECKMAN)


Las emociones que desprende un disco a través de la imagen de su portada no siempre acompañan con su escucha. La obra de Chris Eckman en solitario sí consigue esa sintonía: la música que te sugiere la fotografía principal de sus álbumes cuadra con lo que escuchas: una paz general alterada por algún ajetreo oculto en la distancia, aislamiento, reposo. Coged su última muestra, The land we knew the best (Glitterhouse Records, 2025). La cinemascópica imagen de una cabaña solitaria entre los troncos apilados delante y la profundidad de un bosque que se hunde en un valle guarda un disco de temblorosa belleza, probablemente el mejor de su carrera: un nuevo acto de fe para quien admira a este músico superlativo al que una vez, ya lejos, conocimos en los Walkabouts.

Precioso álbum el de esta tierra que parecemos conocer tan bien. Esa imagen frontal es un paisaje de Eslovenia, donde reside desde hace años Chris, donde se rodea de músicos de la capital para su música más privada, que llega como un susurro y se queda como un escalofrío. Tiene una sabia profundidad este trabajo, emerge con solo escuchar cómo flotan o hierven Genevieve, Buttercup o Laments, con solo dejar que Chris Eckman lo abarque todo con la voz de la experiencia.

Nota: 9/10

jueves, febrero 20, 2025

VOLUME TWO 130: DEACON BLUE


Hace unos años me sorprendí a mí mismo en una discoteca poco acorde con mi edad y mis gustos, aunque había una razón de peso para estar allí: enfrente tenía a los Deacon Blue. Solo con mencionar a esta banda se me enciende una sonrisa; y la nostalgia de aquellos días en los que la música nos acompañaba de otra manera, cuando nos entregábamos a ella de un modo más... puro y emocional. Algunas de sus canciones aún siguen haciéndome cosquillas en la nuca. Acabo de reescuchar su colección de éxitos con temas inéditos Our town, un lanzamiento de hace treinta años, y sigo recreándome en la admiración por este grupo.

Cierto, Deacon Blue no serán recordados entre los más relevantes formaciones de la música británica (no es necesario), pero el éxito que tuvieron al comienzo de su carrera y la modestia y la autenticidad con la que han vivido de la música los hace ejemplares. Cuando aparecieron a mediados de los ochenta aportaron algo de brillo y limpieza a un música en el Reino Unido que se dispersaba en distintas direcciones, algunas erráticas; también se abrazaron a un impulso de controlada épica que hacía músculo con pop, folk y soul. Los primeros álbumes, los fantásticos Raintown y When the world knows your name, los convirtieron en superventas, admiradísimos por el público, bien tratados por la prensa. 

Y aunque la banda se separó una temporada en los noventa, volvió a encontrarse para grabar cada cierto tiempo, nada que alcanzase la inocencia prometedora con que había nacido, pero sí trabajos dignos aunque no tuvieran mucho eco y que les permitiesen seguir girando para satisfacción de una audiencia que se deleitaba en los tiempos más jóvenes. Ricky Ross escribió para otros y grabó para sí mismo, siempre acompañado por Lorraine McIntosh. Aquella noche llegaron a mi ciudad, y a mí se me puso la piel de gallina cuando cantaban aquello de "This is my country, and these are my reasons".

domingo, febrero 16, 2025

VOLUME ONE 684: MR. LUCK & MR. DOOM (THE DELINES)


"Miss Doom vivía en un coche y limpiaba casas". "Sentado en el bordillo viendo como se quema nuestra casa". "Lorraine ha vuelto a la ciudad, en un sótano de la carretera". "Nancy y el chulo de Pensacola, ella tenía 16 años cuando empezó bajo sus dominios". "JP y yo huimos juntos una temporada". Así empiezan canciones en el nuevo álbum de The Delines. La literatura cinematográfica de Willy Vlautin y el relato melancólico de Amy Boone arman historias con mujeres que salen de la cárcel, hombres rutinarios, parejas en busca de salidas, obsesiones que conducen a dramas, corazones rotos destinados a tener roto el corazón... Crean una música que respira en noches lluviosas o atardeceres sombríos, entre la soledad y el abandono. Y una banda mayúscula acompaña a Amy y Willy, The Delines.

Mr. Luck & Ms. Doom (Decor, 2025) es hermano mellizo de Colfax, de The Imperial y de The sea drift. Es decir, sus temas y canciones podrían ser intercambiables sin alterar lo más mínimo el sentido y la consistencia que alcanza cada disco. Es tan adictiva su arquitectura que consigue que su música sea impecable y sobrecogedora, que parezca perfecta a veces (Left hook like Frazier, Nancy & The Pensacola pimp. Mr. Luck & Ms. Doom, Don't miss the bus Lorraine). Son este grupo soberbio de Portland mi nuevo reto ilusorio, aquel ante el que algún día me gustaría estar delante para que sus canciones me traguen.

Nota: 9/10 

viernes, febrero 14, 2025

GREATEST HITS 355: A COMMON DISASTER (COWBOY JUNKIES)

A este desastre ordinario que cantan los Cowboy Junkies le sienta bien un ambiente como el de esta grabación. Un pequeño escenario apagado, un hilo de confianza que une a la banda con su público. Siempre me gustó el aire acogedor que tienen las cuerdas crujientes de los Timmins. Margo, la veterana a quien mejor sientan las canas, manda en escena como una jefa incuestionable. Parece que el tema va a rebosar de sus bordes, pero nunca va más allá de un maravilloso éxtasis controlado.

 

jueves, febrero 13, 2025

BONUS TRACK 304: A GHOST IS BORN (WILCO)


Con el disco del huevo, A ghost is born (2004), Wilco dio un paso más adentro en el terreno de la experimentación explorada dos años antes con el celebrado Yankee Hotel Foxtrot. La banda se alejaba más del confort de la esencia americana de sus semillas y se explayaba por ambientes menos confortables, impredecibles, donde alternaba la suavidad con la distorsión, con temas que arrancaban sin que el oyente supiera qué dirección tomarían. Jeff Tweedy, entonces con la cabeza poco estable, entraba en las canciones de puntillas y dejaba que la música fuera dilatándose o erupcionando. Aún faltaban por llegar las guitarras climáticas y nerviosas de Pat Sansone y Nels Cline, pero se estrenaban los inquietantes paisajes que salían de los teclados de Mikael Jorgensen.


 

Es un disco desconcertante este del huevo, del fantasma naciente. Dos cortes van más allá de los 10 minutos, entran en trance con desigual fortuna, pues uno se permite el capricho de hacer sonar un pitido en distorsión. Otros acabarían convirtiéndose en fijos de los repertorios en vivo, como la beatleiana Hummingbird o la hechizante Handshake drugs. Caerían en el olvido pequeños tesoros como Theologians o Company in my back, que anticipaban aún a distancia las texturas más reconocibles de la banda. Sigo sin agarrarme bien a este álbum, al que veo como el capítulo de transición hacia la etapa más luminosa de Wilco.

lunes, febrero 10, 2025

VOLUME ONE 683: BEAUTIFUL WOMAN (SARAH KLANG)


En momentos de oferta saturada o de indecisión en la elección me lanzo a lo desconocido, por intuición o corazonada. No siempre acierto, pero lo que más me gusta es encontrarme con alegrías imprevistas, con ejemplos de lo anónimo o desconocido con los que no tienes expectativa alguna y te dejan como poco un grato sabor de boca. Ha pasado con Sarah Klang. Sueca de Goteborg, que a la altura del quinto disco almacena en media hora una muy agradable muestra de indie pop (o indie folk, lo que prefieras) en Beautiful woman (2025). Exploración de la mujer en diversas edades, con distintos estados, preocupaciones y aspiraciones, el álbum de Sarah Klang deja sensaciones amistosas y se proyecta con esperanza hacia la música modesta en grandes cantidades que aún está por descubrir y ensalzar.

sábado, febrero 08, 2025

GREATEST HITS 354: IMMACULATE FOOLS (IMMACULATE FOOLS)


Ay, dios, cuánta nostalgia me ha invadido en un minuto.

Este post rescata una canción de mi adolescencia. De haberlo sabido antes, habría ido hoy a un concierto que recuperaría la misma canción para otro apartado de este blog, el de las sacudidas instantáneas.

Me envían una foto, la manda otro buen melómano con el que he coincidido en conciertos. Veo a un deportista retirado de mi ciudad tocando la guitarra junto a Kevin Weatherill y su banda en una sala. Son los Immaculate Fools.

Ah, aquel día en el que descubrí a este grupo en la tele, en los 80. Después compré sus dos primeros vinilos, que aquí siguen. Y más tarde fui a verlos actuar en un gran recinto. 

No parecían una banda para triunfar ni para acumular muchos seguidores. Tenían la familiaridad de los músicos del barrio que empiezan a ser conocidos y no sabes cuán lejos llegarán, quizá se estrellen pronto o se evaporen poco después.

Pero había algo de melancolía en su música. O será que ahora la siento, tanto tiempo después, cuando Kevin, que se quedó a vivir en mi tierra, ha vuelto a dar un concierto en la ciudad, que me he perdido.

Parecían tan seguros de sí mismos que dieron su nombre al título de una canción, con la que proclamar con voz en grito que somos unos locos inmaculados. 

jueves, febrero 06, 2025

VOLUME ONE 682: HOTEL MORGAN (MORGAN)

En Morgan han confluido hasta ahora el rigor en la factura y la emoción en la puesta en escena: una hechura impecable y un fondo intenso. Atractivo inapelable. La personalidad del grupo se advierte mejor en directo, cuando la limpieza de su música es liberadora. Los tres primeros álbumes no tienen arrugas; el cuarto sí. Hoy hay peros. No son graves.

Hotel Morgan (Del Norte Records, 2024) llega tras un periodo de retiro en la banda madrileña, un tiempo amplio para mirarse a sí mismos y para mirar más allá, descubrir así qué camino seguir a la altura del cuarto disco tras previos trabajos que han cimentado la identidad del conjunto. ¿Avanzamos en línea recta o tomamos algún desvío para alcanzar el destino? 

El nuevo álbum no pierde rumbo y no le confunde el horizonte. Distinguimos a Morgan, esta vez equilibrando la elección del inglés y el
castellano en las canciones. Pero algo resbala o no encaja. Se aprecio el empeño en expandir sonido, pero al eco no le encontramos alcance. Leemos en las reseñas comparaciones, alusiones, referencias o parecidos que... no acertamos a advertir. Deleites con los que no concordamos. Hotel Morgan no cala (como sí North o Air), no guarda pecados censurables, solo un trabajo elaborado con cierta sustancia pero enseguida olvidable.

Nota: 6/10

lunes, febrero 03, 2025

VOLUME TWO 129: WARREN HAYNES


Cuando escucho a Warren Haynes, solo, con los Allman Brothers o con Gov't Mule, no puedo evitar proclamar que este músico es grande "porque sí", que es de los mejores instrumentistas con las seis cuerdas que uno puede escuchar entre la crema universal de guitarristas. Porque sí; desde un enfoque técnico encontraría opiniones muy versadas que corroborarían mi impresión, y dejo a ellos que lo expliquen mejor. Me basta escuchar a Warren cada vez que reaparece en sus distintos formatos para afianzar mi escueto (y digamos que poco experto) razonamiento. 

Contundente en su discurso musical más encendido, a la vez sutil en los momentos menos impulsivos, Haynes es de esos malabaristas que no lo parecen, un genial guitarrista al que le basta su curriculum como miembro de banda grande o como 'front man' para exhibir y demostrar un magisterio incuestionable. Este otro hijo predilecto de la fértil Carolina del Norte (¡qué musicazos pare este estado!) fue reclutado a finales de los ochenta por Dickey Betts para su banda y poco después para los Allman. Y hace treinta años que dio forma al poderoso trío Gov't Mule, esa demoledora formación con la que el blues y rock se sumergen en los pantanos y salen a flote emitiendo excitantes vapores. 

Los Mule me han ido dejando una de cal y otra de arena en su trayectoria, pero Warren Haynes en solitario, que suele tardar en meterse en el estudio entre disco y disco, siempre ha entregado trabajos más estables y regulares intercalados con sus colaboraciones. Así que aprovechamos este breve y directa semblanza de este guitarrista tremendo para incitar a la escucha de su último y estupendo álbum, Million voices whisper.