Por
mucho que te agarre la música, sientes a menudo que necesitas
deshacer nudos, darte una tregua que sea un respiro, una pausa antes
de volver a la carrera. Aprovechas unos días para abrir un
paréntesis en el que no dejas espacio para que entre la música,
nada, salvo que te pases por alguna tienda de discos donde adquirir
mercancía que atender más adelante o escuches de fondo mientras
cenas alguna canción conocida (una sucesión de éxitos de Guns N
Roses en el centro de Roma o
una versión de los Stones en el interior de un local,
por ejemplo). Sí, a estas alturas resistes sin problema alguna breve
etapa de abstinencia, unos pocos días sin escuchar una guitarra
eléctrica, a no ser que le lances una moneda al guitarrista con el
que te cruzas en un puente en pleno solo porque
lo que toca te suena a Zeppelin.
¿Y después, qué? Pues que te
rascas para matar el hormigueo y vuelta a lo mismo, a dejarte agarrar
por música que te dice nada, poco o mucho.
Volvemos a pinchar.
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