“La
gente se acerca y me dice: 'El solo de Jungleland me salvó la vida'
o 'El alma de esa canción me ayudó cuando había tocado fondo'.
Siento que he hecho mi trabajo”.
Big
Man, Clarence Clemons
La música, es verdad, nos salva en algún momento u otro, o siempre. Bueno, es aire para el ahogo y despeja las nubes cuando no sabes por donde pisas. Nos deja ver el futuro más claro si el presente está en tinieblas. Nos recuerda con su furia o sus caricias que nada está perdido y que podemos seguir dando guerra.
Quizá
sintieron eso el tipo al que el saxo de Clarence salvó la vida en la
fiebre sacramental de esa joya que es Jungleland o aquel otro que
había caído tan bajo. A mí el solo de Big Man me levanta, sí. Me
encadena a la música para seguir viviendo.
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