Cuentan
que este disco y la banda firmante representan el arranque del género
'americana', del rock y el country americanos conjuntados sobre los
mismos raíles en vagones renovados. Unos dirán que la corriente así
llamada no es más que un invento de la prensa o del mundillo musical
y que el 'americana' ya existía y la irrupción de este álbum y
este grupo no supuso revolución alguna. Otros suscribirán
que Anodyne y Uncle Tupelo encauzaron los elementos naturales del
country y del rock para extraer de su enlace una vertiente
contemporánea con vía libre a la experimentación. Qué importa.
Reniego de las exclusividades. Los muchos discos de música
'americana' escuchados después de 1993 y algunos escuchados antes
dejan hoy en día Anodyne en el terreno de las anécdotas.
Sí. Veintimuchos años
después este disco se revela ahora despojado de cualquier carga de
relevancia, diría que descompensado por inoportunos violines y un
exceso de guitarras que a ratos se tropiezan. Menos de un año
después la banda se disolvía. Jay Farrar y Jeff Tweedy ya no se
llevaban bien y cada uno tomó su propia dirección. Farrar dio más
tumbos que pasos firmes a través de proyectos más bien grises.
Tweedy movió Wilco hacia la dimensión de las grandes bandas. Esa es
otra historia.
1 comentario:
Un discazo .... New Madrid esta siempre conmigo ...
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