La
política y la canción no casan bien. Una ha activado a la otra como
canal de protesta y denuncia, pero la otra no ha logrado cambiar los
vicios y miserias de la una. No, la música, no va a transformar el
mundo. Todo un siglo de agitación, enfado, furia y activismo contra
el poder avaricioso, la corrupción y las injusticias a través de la
música para nada más que para advertir que las causas que encienden
la lucha no dejan de repetirse. Un libro, un libraco excepcional que
edita Malpaso, recoge en más de 900 páginas la historia de esas
canciones protesta y los músicos que las crearon en los turbulentos
ambientes que las motivaron. Dorian Lynskey, periodista del The
Guardian, lúcido cronista y apasionado indagador musical, firma el
magnífico tomo 33 revoluciones por minuto. Historia de la canción
protesta.
La
grandeza de esta obra voluminosa se encuentra en varios aspectos.
Estos dos resumen todos los aciertos: la explicación precisa del
contexto histórico y social en que se
producen los
acontecimientos que
provocan
la indignación de los músicos y alientan sus respuestas (la
segregación racial, la guerra, el hambre, la pobreza, la crisis, el
poder dictatorial);
la claridad con que el autor expone hechos
y
los enlaza con los
actores de la protesta a través de la música (Woody Guthrie, Bob
Dylan, Nina Simone, Bob Marley, Víctor Jara, John Lennon, Stevie
Wonder, James Brown, Fela Kuti, Public Enemy, Bono, Billy Bragg y
otros con menos literatura como Crass, Manic Street Preachers, Last
Poets o Huggy Bear) Con rigor y magistral
agilidad, Lynskey
condensa historia y legado musical mediante obras y juicios que
evidencian la coherencia de algunos discursos contra el sistema o el
oportunismo y la ambiguedad de otros.
Apasionante.
Imprescindible.
También en El blog de Benjamin Sachs
No hay comentarios:
Publicar un comentario