Apuntes
sobre David Bowie a propósito de Blackstar (Columbia, 2016), disco
del que aquí, por ejemplo, se ofrece adecuada información.
Bowie
cumple hoy 69 años y publica este disco. Más aguardado era The next
day (2013), cuyos secretos puestos a la luz tras una retirada
creativa de nueve años enseñaban un lúcido ejercicio de variedad
musical; Blackstar le permite volver a sumergirse en terrenos más
complejos y experimentales, en canciones sin concesiones y atmósferas
misteriosas. Músico es una ocupación que se le queda corta,
imprecisa, inconcreta: su música inquieta e impredecible trasciende
los estilos y lo entroniza en el estatus del artista que es un
inimitable género en sí mismo. Posee una capacidad prodigiosa,
acorde con el atractivo que brota de su figura y consolidada desde
hace muchos años, para ofrecer aquello que nadie espera y que nunca
provoca la indiferencia. La carrera musical de Bowie tiene una mitad
fascinante y otra mitad olvidable: a este blog le encantan (pongamos
tres ejemplos de tres décadas distintas) Young americans, Scary
monsters o Reality, pero no puede con Low, Tonight o Earthling...
Blackstar, imposible de definir, se queda con un pie en cada parcela.
Nota:
5,5/10
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