Las ficciones carcelarias, basada o no en hechos reales, tienen un morboso atractivo. Interesan y fascinan la convivencia y supervivencia en presidio; los límites adonde son capaces de llegar los reclusos encerrados injustamente; las artimañas, muchas veces violentas, de quienes llevan media vida entre rejas; los castigos a los que los carceleros y los alcaides someten a los reos; las miserias del sistema penitenciario, los planes de fuga… El cine lo cuenta con brillantez: Brubaker, Cadena perpetua o Fuga de Alcatraz son unos pocos ejemplos. La televisión también se ha adentrado en las prisiones. Lo hace Orange is the new black, serie del canal Netflix que por ahora ha emitido tres temporadas. Acabada la primera.
La trama
está basada en la crónica verídica de una joven norteamericana comprometida con
su novio que pasó 15 meses en una prisión federal para mujeres por un delito
cometido cuando mantenía una relación sentimental con otra mujer traficante de
drogas, con la que se reencontrará en la cárcel. Ese testimonio, salpicado de
flashbacks que se detienen en las causas que llevaron a las protagonistas y a otras
reclusas a prisión, cabalga entre el drama y la comedia, entre el
estremecimiento y la sonrisa. La serie esquiva la dureza física y visual en la
que se recrean otras producciones con escenarios parecidos y se decanta por un
tono a veces ligero e inocente, a veces macarra y surrealista, muy femenino
casi siempre.
Es esa contención,
cierta ternura no exenta de dolor, lo que me ha gustado de Orange… en su
primera entrega. Reflexiones honestas sobre el vacío de la vida fuera de la
prisión, la valentía frente al miedo, el fanatismo religioso, el sentimiento de
raza o las relaciones de pareja. Nada que no se haya visto en otras cárceles de
cine, por otra parte. Funciona su reparto, tanto en quien carga con los
capítulos (la principal Taylor Schilling), como en secundarias de peso (Laura
Prepon, Kate Mulgrew) o aquellas cuyos personajes les dejan desmelenarse (Taryn
Manning, Uzo Aduba, Pablo Schreiber).
Ojalá
pudiera meterme más tiempo en otras series que se me escapan y que las
obligaciones y el cansancio me impiden seguir. Ojalá pudiera profundizar más en
estos comentarios televisivos.
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