El
regreso tuvo una sensación entrañable. Tres, quizá cuatro años
hacía que no asistía a un concierto a la sala Mardigras. Se dieron
las circunstancias para que el retorno a la música en carne viva
fuera anoche con The Milkyway Express y su blues-rock crudo y
nervioso. No éramos muchos, quizá los suficientes, 20 o 25 personas
no muy ruidosas, la mayoría dejándonos seducir por canciones
diabólicas. Los sevillanos crean una atmósfera de polvo y pradera,
de locomotoras que cogen velocidad y en su camino hacia el Oeste
americano las persiguen bandas de forajidos. En momentos tuve la
sensación de que el grupo, con la solidez de su sección rítmica,
el desgarro de su pasional armonicista y la solvencia de su entregado
vocalista, venía de Arizona y no de Andalucía.
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