La hermandad
de Chris Robinson se cita a menudo para brindar y experimentar con la música en
directo y en estudio. Entre giras con los Black Crowes, Chris junta a Neal
Casal, Mark Dutton, Adam MacDougall y George Sluppick, y bajo la producción de
Thom Monahan graba discos que complementan la rica herencia de los cuervos y
exploran paisajes coetáneos. No, no son los Crowes, pero no se distancian mucho.
La pócima consiste en dejarse empujar por el humo que desprende un rock and
roll libre y envolvente y el brebaje que se obtiene es más que sabroso.
Phosphorescent
Harvest (Silver Arrow, 2014) es el tercer disco de estudio, el más lisérgico. Lo
que suena encuentra mejor acomodo en los años setenta que en estos días, junto
a alguna memorable actuación de los hermanos Allman o los Grateful Dead. Son temas
que sobrepasan los cinco minutos, con desarrollos muy cuidados que parecen espontáneos,
que fluyen describiendo estampas atmosféricas como si a veces los músicos
estuvieran en trance. Hay algún que otro tema brillante: About a stranger,
Tornado y sobre todo Burn slow. Se disfruta a la espera del próximo graznido de
los cuervos.
Nota:
7,5/10
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