(Antes de todo, SPOILER Así se dice cuando alertas de que conviene no seguir leyendo para no desvelar algo clave al lector, ¿no?... No me gusta usar anglicismos como este o film noir u overbooking, pero esta vez cae un spoiler para un nuevo comentario sobre una serie que pone de muy mala hostia, pero una serie espléndida. Quienes estáis metidos en faena política pasad de este post.)
En su segunda
temporada, House of cards vuelve a regalar otra lección de elegancia visual y brillante
factura técnica (Jodie Foster y Robin Wright se suman a la nómina de
directores), argumentos de retorcida intriga política (qué divertida es la política
cuando USA la sirve tan bien contada en cine y TV y que repugnante es en la
vida real), sugerentes subtramas y, de nuevo, recitales magistrales de interpretación.
Si Kevin Spacey ya había conseguido guardarse una parcela en la finca de
personajes memorables del cine gracias a Seven y American beauty, su Frank
Underwood de esta serie lo inmortaliza como una descomunal presencia maléfica.
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