domingo, enero 05, 2014

SOUNDTRACK 141: A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS


Afuera hace frío, mucho frío, en las calles del Greenwich. Dentro, en el Gaslight Cafe, perdura el calor en el lecho de una canción, el silencio que la respeta y los ángulos de luz que quiebran la oscuridad y alumbran el humo de los cigarrillos. New York, primeros años sesenta.
A propósito de Llewyn Davis. Bien que me ha gustado, tenía muchas ganas. Esperaba algo inusual, también delicado y elegante, cualquier relato que no cayese en lugares comunes ni lo condujesen personajes convencionales. Es la odisea que en pocos días sigue un perdedor que también ve esfumarse su ilusión por tener algo que decir en la escena folk de aquellos días, un caradura, un imprudente, un don nadie en el fondo. El ambiente, ese escenario urbano gélido, aparece desmitificado. No esperéis momentos épicos ni finales felices, pero sí hay escenas hermosas y personajes que, aunque nada recomendables, se hacen entrañables.

El carisma que viste a los personajes surgidos de la invención de los hermanos Coen escapa de las virtudes y las acciones ejemplares, como se advertía en los desechos de El gran Lebowski, en las pobres almas de Fargo, en los caraduras y gamberros de O Brother o Quemar antes de leer. Y ese carisma lo tiene Llewyn Davis, un muy acertado Oscar Isaac. Ni se hace querer ni se le quiere dañar a palos, pero en sus canciones, troncos a los que se agarra para no hundirse aún más, se vuelve un ángel. A su alrededor desfilan fantasmas acabados y vive unas pocas aventuras absurdas. El universo Coen, el de los Coen que me gustan.

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