Algo etéreo y arrebatador emerge de la música que envuelve este álbum, un billete de ida a la evasión y el aislamiento. Sobresaliente propuesta la del chico, Israel Nash Gripka, residente en Texas tras su paso creativo por New York y sus norteños paisajes montañosos. Se dibujan cielos despejados y paisajes abiertos en la imaginación, praderas, silencio, un jinete a lo lejos. Con solo el ambiente, Israel Nash’s rain plans (Loose music, 2013) ya roza el cielo.
Nada nuevo
bajo el sol al bajar la aguja, es cierto, pero cuidado, este disco no es uno cualquiera.
Reaparece el Neil Young con los Crazy Horse de comienzos de los setenta,
cubiertos por un oleaje sonoro que remite a los tapices sosegados de Jonathan
Wilson. Israel canta distante, con la voz baja, pero el juego de guitarras que despliega
su banda eleva las canciones a alturas de excelente rock psicodelizado y creo a
veces que me están tocando versiones honrosas de Like a hurricane o Down by the
river. Una gozada.
Nota:
9/10
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