Ese íntimo
brebaje de ilusiones que es el cine nos ofrece a veces, muy pocas, un trago de refresco
único, de un sabor nunca antes probado y que se antoja fascinante. Extraordinario.
Gravity, asombrosa obra del mexicano Alfonso Cuarón, es una película y una
experiencia extraordinarias.
A veces el cine,
muy pocas veces, penetra en el cuerpo y la mente del espectador, en nosotros
mismos, que nos sentimos transportados al núcleo de un relato o al éxtasis de
una emoción, que traspasamos la pantalla (o las imágenes que en ella se suceden
se incrustan en nosotros) para vivir y sentir más allá de nuestro alcance.
Gravity entra en nosotros, que gravitamos en el espacio a la deriva como sus personajes.
Se pasa mal, se
llora, se emociona, se disfruta. La vida. Y sale uno pleno y satisfecho por los
regalos milagrosos que el cine, pocas veces, nos dedica.
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