Si tienen una hora libre, o un poco más, para interrumpir sus obligaciones y entregarse a la desconexión, prueben con un concierto de los Stones a mediados de los setenta, en la época del Black and Blue. Nadie cantaba en una veintena de idiomas en un mismo disco ni escribía letras y música trascendentales. A muchos que entonces éramos muy niños y más tarde creceríamos con Jagger y los demás aquellas canciones nos convertirían en creyentes, sin necesidad de envolver nuestra fe en marca y extravagancia.
Aún me abrazo a mi fe escuchando temas como Fool to cry. Vean a estos chicos, que limpias y molonas caen sus melenas (menos desde el cráneo del baterista), qué finura en sus voces, seducción en los labios, elegancia en los instrumentos. Es una de mis canciones favoritas de estos monarcas, de estos artistas del culto. Arrodíllense.
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