He aquí un temazo. De otro tiempo, al fondo del túnel que nos lleva a la infancia y al televisor en blanco y negro. De aquellas artistas que les gustaban a nuestros padres y cantaban en programas de variedades, que la publicidad o el cine las recupera mucho más tarde en maniobras de nostalgia. Oído: "Yo no soy esa, la paloma blanca que tú creías que te baila el agua, que ríe por nada diciendo sí a todo", te dice con la mirada malvada.
María Trinidad Pérez de Miravete Mille y su labio torcido dieron que hablar. El mismísimo Nicholas Ray fue su representante cuando rodó películas en España en los primeros sesenta y avaló la estancia de la chica en Londres, donde se codeó con figuras del cine y la música. Volvió a España y triunfó cantando. Era fría, discreta y celosa. No se relacionó con hombres. Vivió a su manera. Eh, que esta gente vendía millones de discos, esos que hoy ya no se compran.
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