martes, septiembre 27, 2016

VOLUME ONE 415: BLUE MOUNTAIN (BOB WEIR)

El rostro apenado de Bob Weir me recuerda a alguno de aquellos rostros que retrataba Dorothea Lange para acompañar las crónicas de la depresión, los textos que John Steinbeck describía tras vagabundear con los dueños de aquellas penas y miserias por los valles de California con sus pocas posesiones en la carreta. El tipo que nos mira desde esta foto, despeinado y barbudo, bien parece un hobo en sus horas más bajas, un elemento más de un paisaje de polvo y hambre, de soledad, en blanco y negro cruel y permanente. Esta cara es la portada de un disco en el que resulta difícil no volver al Time out of mind de Bob Dylan. Pero ni Dylan ni Daniel Lanois ni los músicos que pasaban por aquella obra maestra asoman por este excelente álbum de Bob Weir, Blue Mountain (Legacy, 2016).

Nunca he seguido mucho a los fundadores de los Grateful Dead (ni a los Dead, realmente). Weir estaba desde el principio en Astbury Heights, colgado en aquella música interminable en la que el grupo se perdía sin salida. Solo, grabó unos pocos discos, y este Blue Mountain llega tras más de quince años sin publicar. Cuenta que ha grabado canciones que le devuelven a su infancia, a ranchos y hogueras al atardecer, a tierras de cultivo y caminantes solitarios, ríos y praderas. Se siente esa naturaleza al escuchar el disco, sobre todo en esa guitarras profundas y temblorosas, con sonidos que se propagan en eco y acompañan percusiones sencillas y voces relajadas. Su brillante comienzo se añora cuando el álbum sobrepasa su ecuador, menos inspirado y más plano. Pero bien celebrado.

Nota: 7,5/10

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