Pienso a veces, muchas, que hoy el rock and roll ya no conserva vicio alguno de inocencia. Que la tuvo en sus albores, cuando nacieron sus relumbrantes caballeros, cuando sacudieron al pueblo y alteraron sus conciencias, caminaron sobre el filo y forjaron sus leyendas. Quizá desde mediados de los setenta, cuando florecieron fusiones de géneros que a la larga derivaron en un cóctel de afluentes, el rock dejó de ser inocente. Llego a esa impresión al escuchar una colección de tres cds que recoge canciones señeras de aquel tiempo de experiencias y revolución, de la inocente era hippie.
Hemos
escuchado estas canciones cientos de veces. Es sano volver a hacerlo. Muchas no
han perdido su tierno encanto. Nos recuerdan quiénes fuimos y quiénes somos. No falta casi nadie
(quizá bandas complejas y marginales) en Magic Bus, esta recopilación: California
dreamin’, The Band, White rabbit, Love, Me and Bobby McGee, Dylan, Born to be
wild, Traffic, A whiter shade of pale, Grateful Dead, I got you babe, Santana, Good
vibrations, Cream… Nostalgia
saludable, música eterna.
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