Me anima mucho no darlo por perdido. Pensé hace tiempo que lo estaba, disco tras disco mediocre que nos daba. Atrás, muy atrás, parecía que quedaban sus gloriosos dos primeros álbumes y aquellas alegrías jóvenes con Whiskeytown. Le atragantó la actividad, que se hablara de él en todas partes, los vicios de la fama, aunque seguía dando cuerda a buenas canciones. Ashes & fire, hace tres años, lo limpió, hermosa lucidez. Y en un par de meses tendremos un nuevo disco que llevará su nombre. Su adelanto es prometedor. Danos algo bueno, por favor.
Por los nuevos y
los viejos tiempos, Ryan Adams.
1 comentario:
Alguna basurilla hay en esa discografia que por momentos parecia dirigida por el director de carreras de Ferrari .... aunque cuando da en el clavo .... estaremos atentos a ese lanzamioento que mencionas
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