En muchísimos discos de mi salón el piano y los teclados corren a cargo de Benmont Tench. Su presencia en el reparto de un álbum ennoblece la obra, le da un plus de respetable calidad que difícilmente admite censuras. Ha tocado con los más grandes desde finales de los setenta y ha pertenecido (y pertenece) a una de las mejores bandas que hay, los Heartbreakers de Tom Petty. Y lo más elogiable de su huella, de su arte, es que sin virtuosismos ni florituras, con una modestia natural y un oficio solvente, ha hecho mejores los temas en los que ha participado. Aunque no te des cuenta Benmont está ahí, y si no estuviera lo echarías en falta.
En 2014
y al amparo del sello Blue Note firma su primer disco en solitario. Produce
Glyn Johns (Stones, Beatles, Who, Clapton, Eagles…) y en nómina reúne a unas
cuantas amistades (Don Was, Gillian Welch, David Rawlings, Ringo Starr, Tom
Petty, Ethan Johns, Ryan Adams) para elaborar un trabajo que, aunque no extraordinario, sí
desprende un esmero y un encanto cotidianos, muy cercanos. Discreto en su voz apagada
pero locuaz ante las teclas, Benmont Tench se puede dar por satisfecho. Hay
temas suyos que funcionan bien, con la esencia añeja recién descorchada, y un
par de versiones dylanescas. ¿Para agradecer lo afortunado que le ha hecho el
rock and roll? He should be.
Nota:
7,5/10
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