Los
dylanófilos nos entregamos a la práctica de nuestra religión, de un modo que no
dedicaríamos a cualquier otro músico, cuando nos caen del cielo renovadas oraciones.
En 2013 hay más, nuevas selecciones de un filón inagotable. El volumen décimo
de las series oficiales de bootlegs rescata los tres años que van incluidos
entre 1969 a 1971 en los que Dylan rompió con su productor, se agazapó en
Woodstock, flirteó con el country, cambió el timbre de voz al cantar y grabó un
disco extraño, una broma de sutil cinismo titulada Self portrait.
El doble
cd Another self portrait (un cuádruple de lujo se escapa de los bolsillos
modestos) reúne temas inéditos descartados en aquel disco y en New morning,
versiones alternativas sin sonorizar debidamente de sus álbumes de aquella época,
demos de piezas más antiguas y un par de cortes en directo de la actuación en
la isla de Wight con The Band. Son rarezas que nos fascinan, ya digo, material
extra regalado que escudriñamos como arqueólogos como no haríamos en el de casi
ningún otro gran músico. Así jugamos a escarbar en la impenetrable creatividad
de nuestro Bob, a intuir lo que pasaba por su mente.
No es
cuestión de comparar este Bootleg Series con los nueve anteriores, todos
contienen sabrosísimo repertorio y no todos sentimos debilidad por la misma
etapa dylaniana. En Another self portrait hay algún corte en los que canta
verdaderamente mal o que está mal grabado. Entre los inéditos destaca Tattle O’Day
y Working on a guru. Entre las versiones alternativas son tan buenas como las
originales las de Alberta, If not for you, Copper Kettle y Days of 49. Larga vida.
1 comentario:
larga vida!!
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