
Sí, tengo que admitirlo, aprecio al músico que es Adams, al compositor, más bien, pese a las reservas que despierta una parte de su apresurada producción. Entiendo que le lluevan críticas por su chulesca y patética actitud sobre un escenario (cuando eran los Sex Pistols o son alguna turbia banda de taberna sureña quien actúa de forma parecida entonces a algunos les resultan cachondos), pero a veces el desprecio que se gana por ello nubla sus cualidades musicales. En realidad, yo no tengo muchas ganas de verle algún día en vivo, pero me conformo con que ofrezca buenos discos, como la mayoría de aquellos en los que ha intervenido. Y no son precisamente los últimos. Dos ha publicado este año y se anuncia otro para diciembre.
Punk por naturaleza (su primera banda, The Patty Duke Syndrome, ofre


A mediados de los noventa formó parte de Whiskeytown, banda de raíces y carretera, que, como no podía ser de otro modo, se descompuso en medio del caos entre sus componentes, no sin antes dar forma a tres discos, de los cuales el último, Pneumonia, es el más redondo. En el año 2000, junto a sus amigos Gillian Welch y David Rawlings, presentó su álbum de debut, Heartbreaker, sosegado viajes por caminos polvorientos. Le siguió el inmaculado Gold, perfecta combinación de pop y rock, jugosa cocktelera con sabor a Springsteen, los Stones, Van Morrison, James Taylor, Neil Young... cuyo tema New York New York (que por primera vez para mí sonó en el Tribeca) acabó recordándose como oportuna banda sonora post catástrofe 11-S.
A ritmo de disco por año, Adams rebajó intensidad en el más primitivo Demolition (2002), la recobró en el acelerado Rock N Roll (2003) y recuperó sus mundos más introvertidos y calmados en los excelentes Love is Hell pt 1 y pt 2 (2004). Y tras producir a Jesse Malin (ex D-Generation) y colaborar con gente dispar como Beth Orton o Toots & The Maytals, reunió a una nueva banda este año, The Cardinals, con quien ha grabado el doble Cold roses y el recién estrenado Jacksonville City Nights. Son éstos un par de trabajos casi gemelos de country rock más puro (Parsons y la Emmylou Harris de los años setenta y ochenta están más presentes), con guitarras eléctricas silenciosas, densidad en las melodías y un cierto aroma de decadencia. Me decepcionan y aburren un poco estas últimas manifestaciones de Ryan Adams, de quien no me importa que siga siendo un imbécil siempre que tenga dignas sugerencias musicales que ofrecer.
4 comentarios:
oye, por curiosidad, ¿a que "turbia banda de taberna sureña" te refieres?
No me refiero a ninguna banda en concreto, sólo definí un tipo de bandas que a veces pueden comportarse de la misma manera chulesca y patética a como lo hacen también otros grupos de mocosos neoyorkinos de diseño o pandas de nuevos yonkis británicos a quienes la prensa suele tratar mejor. Eso sí, puede que sean bandas estupendas.
¿bandas estupendas? ¿strokes, interpol o libertines? pues va a ser que no, y si no te gustaria conocer al Adams, pues no te digo nada a Pete Doherty y a su zorra farlopera
En efecto, como digo, "puede que sean bandas estupendas", pero a mí no me lo parecen.
Publicar un comentario