
Más de cuarenta años después de sus primeros álbumes, de sus homenajes iniciales al blues rural, todavía hay blues de campo, de paisajes del Mississippi en su nuevo trabajo (Back of my hand). Y como de un repaso a su carrera se tratara, fluye por la obra más reciente de Jagger, Richards, Wood y Watts un guiño a cada gran disco del pasado: un poco de funk sofisticado (Rain fall down, Infamy), chispazos guitarreros marca de la casa (Rough justice, Dangerous beauty); medios tiempos elegantes tanto del gusto de Jagger (Biggest mistake, Laugh I nearly died)... Todo ello y cuanto más hay, incluso el par de piezas de rigor cantadas por Richards (lo más flojo del conjunto), suena limpio y poderoso al mismo tiempo, despierto como están aún los Rolling Stones tanto tiempo después.
¿Han vuelto a hacer los Stones el disco de siempre? Pregunto yo, ¿podemos pedirles algo nuevo después de cuarenta y tantos años y más de una treintena de discos? No le pido más a Jagger mientras su voz se conserve tan gamberra como seductora, ni a Richards mientras levante su pierna izquierda en directo para pinzar las cuerdas con su mano derecha, agitando a un lado y a otro su cabello indomable y la sonrisa de un diablo.
Nota: 8/10
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