domingo, agosto 07, 2016

EN LA BODA TÚ ERAS LA MEJOR

En la boda la mejor eras tú, la más guapa. Y no eras la novia. A casi todas las demás no las conocía, así que no puedo decir gran cosa de ellas. A las que sí conozco, ¿qué decir a estas alturas? Pues que no te llegan al tobillo. Hace ya mucho tiempo que no tengo ojos ni voluntad para nadie más.

Las bodas, supongo, tienen algún momento hermoso, digno de permanecer algún tiempo en la memoria de quienes asistimos a la consumación ritual de una historia de amor que merece llegar al casamiento; lo demás a mí no me gusta: comida, comida y más comida, vivan las novios y vivan los novios, las manos en los bolsillos sin saber qué hacer, hablar con gente con quien probablemente no te volverás a cruzar, música que no te dice nada, baile, bebida… Menos mal que estabas a mi lado. Lo menos bueno es que por estar uno al lado del otro durante todo este tiempo quizá nos esperen más bodas. Trataré de escaquearme de algún modo.

Soy así de bicho raro, ya sabes. (Eh, que tú también tienes tus cosas, faltaría) Qué le voy a hacer. Probablemente ahora, nada. No es mi intención, pero ¿quién sabe? Jajaja. Mientras, seguiré estando ahí para felicitarte cada vez que te vuelvas a poner a diez años de mí, seguramente con una nueva aplicación en tu móvil que a mí me haga pensar que le haces mucho más caso a esa máquina que a cualquier conversación entre seres humanos. Cuando yo tenía la edad que acabas de cumplir estaba en mitad de ninguna parte y todavía no nos conocíamos. Alguien movió los hilos para acercarnos de esta manera y a alguna parte en concreto. Felicidades. A tu lado.

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