Los llamados supergrupos tienen una vida corta. La reunión de talentos musicales les junta para un disco, dos a lo sumo, y cada cual prosigue su rumbo en su propia banda o en solitario. A veces encadenan unos pocos álbumes y se reencuentran más adelante, como CSN&Y. Otras veces dejan constancia de su sintonía autoral en un maravilloso legado, como Traveling Wilburys. Los Faces tuvieron los discos suficientes como para ser un grupo en toda regla pese a que sus miembros procedían de otras bandas de entidad. Lo mismo se podría decir ahora de Foo Fighters. Otros son casos singulares, extravagantes alianzas o notas a pie de página: Them Crooked Vultures, A Perfect Circle, Monsters of Rock, o más recientemente Audioslave, Fistful of Mercy, Superheavy y The New Basement Tapes. Estos otros fueron realmente buenos: Cream, Blind Faith, The Highwayme, Temple of the Dog, Mad Season…
Pienso todo esto
al percatarme de que apenas hay supergrupos de chicas. Si rasco seguro que
encuentro, pero ahora solo me viene a la mente el trío que formaron Emmylou
Harris, Dolly Parton y Linda Ronstadt, una sociedad en el terreno de la música
country que grabó un par de discretos trabajos en los años 80 y 90. Pensando en
ello, digo, me he puesto a jugar, a imaginar un par de supergrupos femeninos
de hoy en día que no estarían nada mal.
Imaginaos
un disco con Eilen Jewell, Norah Jones y Neko Case. O a Gillian Welch, Rhiannon Gidens
y Allison Moorer. O
a Feist, Florence + The Machine y PJ Harvey. O escoged a cuatro chicas de estas
para un lujoso cuarteto… A ver si algún día se animan. Quizá les salga una obra
brillante. O todo lo contrario.
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