Seguramente porque compramos menos música o la escuchamos de otro modo esté en desuso dedicar un poco de nuestro tiempo a la lectura de su historia viva a través de las notas de los discos. Sí, la música se cuenta y se escribe en enciclopedias, confesiones biográficas y reportajes y entrevistas. Pero una parte importante, y en gran medida íntima, de su riqueza y su encanto reside en lo que tiene menos acomodo en formatos como esos y que sus autores (o firmantes invitados) depositan con mayor dedicación en la letra impresa que complementa nuestros queridos artefactos musicales.
A mí también me
quedan pendientes unos cuantos ‘liner notes’ que leer, cierto. Pero me he leído
muchos, y me encanta creer que me acerco a comprender las personalidades de los
músicos leyendo lo que ellos mismos, sus productores, sus amigos o algún
periodista escriben en sus propios discos. Esas palabras recogen cómo surge un álbum
y cómo crece, o cómo se conocen dos músicos o una banda, o el sentido y la
intención de un proyecto, de las letras, el fondo, o el misterio que envuelve a
un autor… Ah, a veces lo hago, sí, escuchar un disco o una caja de discos mientras leo aquello que
los explica. Placeres de vivir la música.
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