Oh qué bien suena esto. Canciones bien definidas, música precisa y un eco de añoranza en la huella sonora que estampa una interpretación tranquila y honrada. ¿Qué me podía esperar de Marc Ford? Algo bien hecho, eso seguro, y esto que tienes delante está muy pero que muy bien hecho. Holy Ghost (Naim, 2014), el cuarto álbum del fantástico ex Black Crowes y escudero de Ben Harper en algunas giras, es mercancía delicada, hecha con mimo y para ser mimada.
En el primer
día que le he dedicado he constatado dos cosas: que Ford es un gran
guitarrista, algo que no descubro, pero en lo que me regocijo al fijarme en la elocuencia
justa que tienen sus cuerdas, sublimes cuando parecen llorar en algún tema; y
que me acuerdo de los Jackson Browne, Randy Newman o Billy Joel de los años setenta
cuando paladeo el tono melancólico que tiene este disco. Hay grandes canciones
además, como Dancing shoes, Call me faithful o In you, de momento el temazo de
este año.
Nota:
8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario