Las canciones perfectas no tropiezan con límites. Es un pecado estropearlas. Nacen bendecidas con la grandeza en sus diversas formas y expresiones. Invitan a entrar en ellas para extraerles todo su sentimiento y hacerlo propio. Este es un capítulo más de esa creación colectiva que es Playing for Change, música sin fronteras, unión íntima a través de una canción que allí donde suena atrapa a quien la escucha. Marvin Gaye sabía que estaba componiendo una obra maestra de cualquier momento, de todos, para todos, en Nueva York, Amsterdam, París, Londres, Rio, Novi Sad, cada rincón del mundo.
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