Todo aspirante a hacer del escenario y el micrófono su hogar de creación, el hábitat de su aprendizaje y evolución musical, debería afrontar esta prueba: interpretar a su manera y ante el público alguna canción de Déjà Vu, o todas. Una audiencia experta aprobaría o tumbaría el atrevimiento, apadrinaría o enterraría una futura carrera entre partituras y compases. No sería necesaria la excelencia ni la imitación forzada, nada de réplicas, bastaría con rozar o alcanzar el sentimiento que late en los temas originales del inigualable álbum de Crosby, Stills, Nash & Young, sentir su alma.
The Wandering Hearts son londinenses que profesan amor al folk rock americano, y a este disco en particular. Se advierte solo con escuchar este tributo que constituye su tercer trabajo: Déjà Vu (We have all been here before). No son cuarteto, son trío; un hombre y dos mujeres alternan voces y tejen armonías vocales con la delicadeza con que se entendían CSN&Y cuando sus egos se tomaban un descanso. La prueba, el experimento, el homenaje, apuesta por la fidelidad sin descartar la modesta distancia. El aplauso que merece solo tiene un punto en contra: que desde hace más de medio siglo existe la obra maestra que es su modelo. No importa, nada se estropea, se embellece más.