lunes, abril 26, 2021

VOLUME ONE 566: SURROUNDED BY TIME (TOM JONES)


La sabiduría reside en los mayores. Tom Jones, un señor de 80 años, un Sir. "Fui un cantante de la leche", le hemos leído estos días; esa sería la frase que le gustaría dejar como epitafio. ¿Alguna duda? Bravo, Sir Tom. Un cantante descomunal, sí (descomunal es eso, no el regate de un futbolista). Un señor mayor muy sabio que alecciona a los músicos de su edad sobre cómo saber envejecer desde el luminoso crepúsculo de la elegancia y la autenticidad. Llevo un par de días y varias escuchas atrapado por este disco, el número cuarenta y tantos de su carrera, enredado en unas canciones envueltas en atmósferas de turbidez e incertidumbre que resultan fascinantes. 

 

Esto es Surrounded by light (S-Curve, 2021). Sir Tom repite con Ethan Johns en la silla de producción, encargado además del concurso de varios instrumentos. La asociación vuelve a ser tan celebrada como la que unió a Johnny Cash con Rick Rubin en los últimos años de vida del hombre de negro. Es una comparación recurrente, la he leído estos días en más de un texto, no hay otra mejor. Jones y Johns han terminado cuatro álbumes esplendorosos desde 2010. En los tres primeros (Praise & Blame, Spirit in the room y Long lost suitcase) el galés universal enterraba su lado más frívolo y bailable (alguna vez grotesco) para encanecer y arrugar su imagen y echarle mano en clave blues, góspel o americana a versiones de piezas tradicionales y temas escondidos o de segunda categoría de autores conocidos o con carreras perdidas en el olvido. En Surrounded by light repite fórmula pero oscurece más las referencias, se aleja de los originales acomodándose en ambientes más sobrios y a la vez desconcertantes, con teclados y efectos electrónicos que dan a la voz y a la interpretación de Jones el tono de una lección magistral, de sentencias culminantes. Este cuarto capítulo se viste con variedad de instrumentación que traslada la música a territorios psicodélicos con un enfoque introspectivo, al servicio de versiones evocadoras, con alguna ejecución sublime: agótense de escuchar Talking Reality Television Blues de Todd Snider, Lazarus Man de Terry Callier y la conmovedora This is the sea de The Waterboys.

¿Me imagino a otros viejetes, Willie Nelson, Van Morrison o Bob Dylan, saliendo de sus áreas de confort para dirigirse hacia el firmamento en el mismo carruaje que Tom Jones? No. El caso es ganarse el cielo por la puerta grande. Qué honor el de Sir Tom.

Nota: 9/10

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