viernes, noviembre 28, 2025

BONUS TRACK 320: SUTRAS (DONOVAN)


El amplio catálogo de producciones de Rick Rubin guarda asociaciones inesperadas. En 1996 el reclamado productor encontró un alma gemela en el terreno espiritual y creativo en Donovan Leitch, un antiguo icono del poder de las flores en la segunda mitad de los sesenta que, con el curso de las décadas, ahondaría, entre la música y la poesía, en territorios místicos. Rubin ya había extraído de Johnny Cash toda la fuerza de su mito en los primeros dos volúmenes crepusculares grabados bajo su producción cuando trabajó con Donovan en Sutras, catorce piezas escogidas de un cuaderno con más canciones que había empezado a llenar unos años antes.

La sombría profundidad de Cash desaparece con el escocés en el estudio, más meloso y melódico, suave en su recitado. Pero de la escasez instrumental Rubin y de la selección de unos pocos músicos de acompañamiento infalibles (Danny Thompson en el bajo, Benmont Tench en las cuerdas) vuelve a conseguir el ropaje perfecto para crear música cálida, precisa y cuidada en un disco tan estimable como olvidado.

lunes, noviembre 24, 2025

LIVE IN 316: VALERIE JUNE, SANTIAGO 2025


Esta mujer parece venir de otro planeta o dimensión. Una extraterrestre sin estilo o una agitadora de estilos. Reconoces el blues, el rock, el country, el bluegrass o el góspel en las líneas de su música y luego la ves ahí tan estrafalaria, con un pulpo de pelo en la cabeza, un vestido rojo con medias celestes y botas verdes y esa voz que chilla y se queja, que acaricia y ronronea, salta y se extiende sobre canciones que alcanzan una belleza indescifrable. Algo, de algún modo, fuera de lo común.

Esta es la Valerie June que vimos hace unos días en la Capitol de Santiago. Cuando se dirige a nosotros interpreta a una niña caprichosa o a una vieja gruñona, con un punto de encanto desconcertante. Cuando canta y desliza mansamente sus dedos sobre cuerdas de eléctrica, acústica y banjos de distinto tamaño su reportorio desprende paz o chispas y fuego, según cante Shakedown, Call me a fool o Endless tree.  

Solo un bajista eficaz y un contundente baterista también al cargo de coros arroparon a la artista. En la falta de más instrumentación noté que los temas de su último álbum, el fabuloso Owls, omens and oracles, sonaron más fríos. El resto alternó decibelios y desenchufes, nervio y paz. Valerie, rara, distinta, tremenda a veces.

viernes, noviembre 21, 2025

BONUS TRACK 319: THE STONE ROSES (THE STONE ROSES)


El vinilo sobresalía de una estantería en la casa de un amigo. Mucho más tarde pensaría que el fondo de la portada, bajo el nombre del grupo y las tres rodajas de naranja, podrían ser salpicaduras de pintura de Jackson Pollock. La aguja hacía sonar un espeso bajo hechizante y el cantante pedía ser adorado. Estuve atrapado en esa canción unas semanas, quería escucharla una y otra vez, I wanna be adored. El resto del disco no me despertaba misterio, nada más era capaz de retener. Después supe que los miembros del grupo salían de una pelea y se metían en otra. No había lugar al entendimiento. Solo un álbum más pudieron completar cinco años después. Y ahí se acabaron The Stone Roses.

Su despegue con el primer disco en 1989 solidificó la escena de Madchester; cómo molaba imaginársela en esa ciudad desconocida, gris y lluviosa, con aquella banda sonora que unía de la mano el pop y la música dance entre una base rítmica terriblemente adictiva, con la ayuda de un poco de ácido. La banda pariría hijos legítimos igual de conflictivos y dejaría una huella de nostalgia que supo explotar entre seguidores con morriña con un oportuno reencuentro dos décadas después. Aquel álbum lo aprendí a escuchar mejor después, en su frescura, en su misterio, comprensible legado de adoración.

sábado, noviembre 15, 2025

GREATEST HITS 376: FOOL TO CRY (THE ROLLING STONES)

Si tienen una hora libre, o un poco más, para interrumpir sus obligaciones y entregarse a la desconexión, prueben con un concierto de los Stones a mediados de los setenta, en la época del Black and Blue. Nadie cantaba en una veintena de idiomas en un mismo disco ni escribía letras y música trascendentales. A muchos que entonces éramos muy niños y más tarde creceríamos con Jagger y los demás aquellas canciones nos convertirían en creyentes, sin necesidad de envolver nuestra fe en marca y extravagancia.

Aún me abrazo a mi fe escuchando temas como Fool to cry. Vean a estos chicos, que limpias y molonas caen sus melenas (menos desde el cráneo del baterista), qué finura en sus voces, seducción en los labios, elegancia en los instrumentos. Es una de mis canciones favoritas de estos monarcas, de estos artistas del culto. Arrodíllense.

jueves, noviembre 13, 2025

VOLUME TWO 137: MR. SOUL


Este señor acaba de llegar a los 80 años. Su alma lleva más de treinta años trastocándome, el tiempo que ha pasado desde que empecé a entrar en su música, desde aquel presente hacia atrás y después hacia el momento de ahora: perdiendo la cuenta, desconectando y volviendo a alcanzarlo, enfadándome, asombrándome, según el viento caprichoso sobre el que siempre ha cabalgado Neil Young y sus colegas. No habrá una semblanza en las siguientes líneas, no tocan hagiografías. Solo unas cuantas ideas, recuerdos y emociones.

Fue con Harvest moon como empezó, su aroma de campo al atardecer, aquel bienestar. Los VIPS vendían aquel y otros discos suyos, que fueron cayendo a distinto ritmo: Neil Young, Zuma, Everybody knows..., Weld, Tonight's the night, Harvest, Comes a time... Y luego Sleeps with angels, Mirrorball y esa cuenta confusa de trabajos oficiales, discos descartados y archivos recuperados. Dejé hace tiempo de seguir el orden, me conformé con actualizarme según me apeteciese, preferí volver a sus canciones, las que todos conocían y de las que casi nadie se acordaba.

Me encantaba verlo tan atrás con los flecos largos de su chaqueta en Buffalo Springfield, el arrinconado en CSN. Medio siglo después no acierto a quedarme con una banda por encima de la otra. Imponía su altura, la mirada colgante, las veces en que su guitarra temblaba nerviosa o sonaba con mansos destellos acústicos. Una vez estuvo en mi ciudad y yo me planté en la segunda fila. No traía fresco su mejor disco, pero allí con Ralph, Billy y Poncho se apiñaron los unos a los otros de espaldas al público para hacernos parecer que eran insuperables.

Y quizá Neil lo sea, único, insuperable en su especie. El músico que ha hecho lo que le ha dado la gana, en sus caprichos, sin concesiones, tosco hoy, delicado mañana. Mr. Soul. Padrino de unos, norte de otros, genio de sí mismo. 

 

martes, noviembre 11, 2025

VOLUME ONE 704: SAD AND BEAUTIFUL WORLD (MAVIS STAPLES)


Creo haber reseñado, a la manera antojadiza en como lo hace este blog, los últimos seis álbumes de estudio de Mavis Staples desde 2007, además de aquella inolvidable actuación que me puso enfrente de ella, al alcance de sus manos y su entrañable menudez, en el pequeño escenario del Jazz Café de Londres a finales de 2010. Mavis es alguien a quien le encaja la particularidad de lo sagrado, de la vejez sabia. En su forma de ser y en su música, intérprete vocacional y vocalista emocional. Dejándose guiar por el criterio de colegas que podrían ser sus hijos o nietos, como Jeff Tweedy, M Ward, Ben Harper y ahora Brad Cook, ha firmado un final de carrera memorable.

Sad and beautiful world (Anti-, 2025) podría ser el fin de su travesía, o una etapa más, quién sabe. A ese Dios tan presente que la conduce en su camino, Mavis sigue dirigiéndose en sus canciones, a un mundo, en efecto, triste pero hermoso a través de canciones prestadas por Tom Waits o Kevin Morby (qué hermosa sencillez la de Beautiful strangers) y el discreto concurso de voces y destrezas como las de Boonie Raitt o Waxahatchee, que convierten este álbum en una brillante hoja más del invernal calendario de la gran Mavis Staples.

Nota: 8/10 

sábado, noviembre 08, 2025

SILVANA


Esta mujer no necesita detener el tráfico ni ensayar el caos. No necesita cubrirse de hábitos espirituales para retorcer lecturas o sembrar debates. Ni entrometerse en tu rutina cuando abres la web de un diario o cambias de dial. No le hacen falta profundas incursiones expertas (o no) en la superficie y el núcleo de su música o en los trazos de su escritura para encontrarle un sentido. No es ninguna reina, ninguna divinidad, ningún fenómeno de la sociedad moldeado por la pirotecnia. No necesita disrupciones ni invenciones para atraer asombros. Nadie estudiará al detalle las curvas de sus vestidos, el estilo de su peinado o maquillaje o la interpretación de una canción en una fiesta exclusiva o una gala de famosos. No necesita todo eso para ganarse merecidamente la brillantez, la que escasea en todo lo demás.

domingo, noviembre 02, 2025

BONUS TRACK 318: DAMN THE TORPEDOES (TOM PETTY & THE HEARTBREAKERS)


Si la pregunta fuera esta, ¿cuál de los primeros cinco discos de Tom Petty prefieres? (entre el 76 y el 82), creo que muchos de sus seguidores no dudaríamos en señalar el tercero, Damn the torpedoes (1979). El rubio de Florida y sus rompecorazones firman este quinteto inicial de álbumes, aunque solo en uno, el segundo, aparecen los cinco en la foto de portada. Para el tercero, ante el estor rojo de una ventana a juego con su camiseta, con la guitarra colgando en su cintura, el flaco Tom mira y medio sonríe con el gesto de la plena confianza en sus canciones. Esto es lo que hay, me ha salido un trabajo redondo.

Así es. En esta joya se concentra la esencia lírica y estilística de Tom Petty y su banda, la compenetración máxima de un grupo, todo lo que ha bebido y aquello de lo que beberán otros en adelante. Con los Byrds en la genética y el rock and roll en las venas, Damn the torpedoes se proyecta imparable desde su trío de despegue (Refugee, Here comes my girl, Even the losers) y suena como la primera gran bomba de una banda irrepetible.