Si me pidiesen mencionar medio centenar de solistas rockeros, dudo que pensase en él; se me ocurrirían otros a los que, como a él, les he dado poco seguimiento. Bryan Adams siempre ha estado ahí, pero (y lo escribo con todo respeto) ha sido como si no estuviese, como si no nos preocupase haberle dedicado poca atención, aunque la mereciese. Veo a Bryan y a su veterana banda en uno de los conciertos del festival Son do Camiño y no puedo más que rendirme a su oficio, a su simpatía, a la intensidad de sus latigazos rockeros, a la elegancia con que viste sus baladas. Notable alto.
Concierto impecable en el Monte do Gozo de Santiago, de los que agradan a toda audiencia: canciones conocidas, eficaz escenografía, músicos magníficos, estimable estado de forma, complicidad con el público. Temas de nuestro pasado que suenan vigorosos en el presente. Cantar Run to you, 18 til I die o Summer of 69 en plena noche con el estribillo a voz en grito es liberador. Revivir la maravillosa Can't take my eyes of you de Frankie Valli y clamar que amas a tu pareja no tiene precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario