Cada
obra de Paul Auster encierra pedazos de su biografía (situaciones, anécdotas,
recuerdos, personajes), pero sus textos más autobiográficos, A salto de mata y
Diario de invierno, demuestran que cualquier vivencia de cualquier ser humano
es digna de ser relatada. Es el mérito del autor, de su arte de vestir su vida y
su imaginación con palabras, lo que convierte una biografía en un viaje
apasionante.

Al leer
a Auster me abruman las ganas de escribir. Siento placer recorriendo el sentido
de sus historias, de sus palabras. Nunca llegaré a su altura (no lo pretendo),
a la cotidianeidad de hacer sencillo lo más íntimo, por mucho que lo intente. Lo
que pasa es que envidio no poseer sus dotes naturales para compartir el calor de
mis realidades e invenciones con el interés anónimo de los lectores.
Feliz 2013 a todos.
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