Arrebato contemplativo. Las ganas que uno tiene derecrearse con la curiosidad de un niño y la imaginación de un artista en algo hermoso, un rostro tierno, una mirada colegial, cabellos de donde brota la luz, un ángel en blanco y negro. Las imágenes que nunca se pierden. El relojavanza para todos. Me vuelve a visitar ese virus indomable, la fijación por el paso del tiempo, lo que hubo y lo que es.
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